JUEVES 10/08 19ª ETAPA: PÜLÜMÜR – TUNCELI (60km/3h 05min) Oso egun beroa, lasai hartu dugu, beraz. Ibaia beti gertu egon da etapa freskatzeko. Tuncelira iritsi gara, hau da, Kurdistanen gaudela lau haizeetara aldarrikatu egiten duen hirira. Giroan antzematen da, emakumeek kalean duten presentzia handiagoan, gaztaroan eta, batez ere, militarren presentzia ikaragarrian. |
Al final, agradecemos haber acampado, hemos estado mucho más tranquilos. Hacia las 8, estamos ya en ruta, que discurre junto a un río que se encañona a veces. Es un recorrido precioso y tranquilo, en el que perdemos la cuenta de los túneles que atravesamos. A mitad de etapa, cuando llevamos hechos unos 30km, toca parada en el río. El agua está muy limpia, pero de temperatura anda como la del Asón. Nos quedan aún otros 30km para llegar a Tunceli y para comer, sólo tenemos un poco de pan y pasas. Afortunadamente, al de unos pocos kilómetros, encontramos un par de restaurantes junto a la carretera, con mesas junto al arroyo. Hemos llegado pronto y somos los primeros clientes pero, poco a poco, las mesas se van llenando y no es de extrañar, es un sitio muy agradable. Cuando retomamos el camino, hacia las dos de la tarde, el sol calienta de plano, pero no restarán más de 20km para nuestro destino. Se ve cada vez más gente junto al río, en especial en las “piscinas” naturales que se forman en su curso, pues la corriente fuera es fuerte y el agua también está más fría. El de hoy, es el día más caluroso que hemos pasado, no es fácil calcular la temperatura del aire que nos golpea la cara. |
Hay dos carreteras de entrada a la ciudad, una, dirección Elazig, que es la que tendremos que coger mañana; la segunda, hacia el centro y que, como es habitual, hace su entrada en forma de pendiente pronunciada. Tras una inspección rápida, optamos por el Hotel Has, sin duda el mejor que hemos conocido hasta ahora. Por 40YTL, ocupamos una bonita habitación con cuarto de baño que parece recién estrenado y en la que, a pesar de que no dé ahora el sol, hace calor. Tenemos también una pequeña terraza que nos viene al pelo para colgar la ropa tras la colada.
Duchados y descansados, salimos de paseo y nos dejamos sorprender por esta ciudad. Las mujeres, lejos de ir tapadas, visten vaqueros y camisetas de tirantes, se mezclan con los hombres en los jardines de té, comparten con ellos los juegos de mesa y las conversaciones; además, las papeleras están llenas y las calles se aprecian mucho más limpias de lo habitual. Hay también mucha gente joven. Buscamos el refugio de la terraza de un restaurante para tomar una cerveza fría y unas patatas fritas y disfrutamos desde allí de unas magníficas vistas de las montañas.
Duchados y descansados, salimos de paseo y nos dejamos sorprender por esta ciudad. Las mujeres, lejos de ir tapadas, visten vaqueros y camisetas de tirantes, se mezclan con los hombres en los jardines de té, comparten con ellos los juegos de mesa y las conversaciones; además, las papeleras están llenas y las calles se aprecian mucho más limpias de lo habitual. Hay también mucha gente joven. Buscamos el refugio de la terraza de un restaurante para tomar una cerveza fría y unas patatas fritas y disfrutamos desde allí de unas magníficas vistas de las montañas.
Continuamos con nuestro paseo, que nos lleva a un repleto “çay bahçesi”. De camino, hemos visto que Tunceli tiene facultad de ingeniería. Una joven se interesa por las razones que nos han traído hasta aquí y aprovechamos la ocasión para comentarle cómo nos ha sorprendido su ciudad, más occidental y también aparentemente tomada por los militares, apostados metralletas en mano o patrullando en tanquetas. Ella achaca este ambiente al mayor nivel cultural de la gente (“high education”), que la hace más inconformista. Es, además, una ciudad baluarte del independentismo kurdo. Buscamos un “lokantha” en el que cenamos unas ricas vainas, “pide” de queso y una ensalada bien cargada de perejil, todo ello por 12YTL. De vuelta al hotel, hace calor en la calle y en la habitación, lo cual no nos impide descansar a pierna suelta. |
VIERNES 11/08
20ª ETAPA: TUNCELI – OVAÇIK – nacimiento del Munzur – OVAÇIK
(93km/5h 50min)
Ovaçikerainoko 53 kilometroak “motz” geratu zaizkigunez, beste 40 oparitu dizkiogu geure buruari, Munzur ibaiaren sorburu zalapartatsua bisitatzeko. Eroso iritsi gara Ovaçikera, «Baba» kanpinera. Han, turkiarren presio militarraren eta horrek turismoan duen eraginaren berri ematen digute. Bihar mendi buelta egin nahi dugu, baina ez dago oso argi lortuko dugun, Kurdistanen dena da zailagoa.
20ª ETAPA: TUNCELI – OVAÇIK – nacimiento del Munzur – OVAÇIK
(93km/5h 50min)
Ovaçikerainoko 53 kilometroak “motz” geratu zaizkigunez, beste 40 oparitu dizkiogu geure buruari, Munzur ibaiaren sorburu zalapartatsua bisitatzeko. Eroso iritsi gara Ovaçikera, «Baba» kanpinera. Han, turkiarren presio militarraren eta horrek turismoan duen eraginaren berri ematen digute. Bihar mendi buelta egin nahi dugu, baina ez dago oso argi lortuko dugun, Kurdistanen dena da zailagoa.
Son las 6:50 cuando subimos a desayunar a la terraza del hotel, no hay nadie más. Comenzamos con la sandía y en ese momento aparece el recepcionista, que nos dice que los desayunos no comienzan hasta las 7:30. Aparece una mujer que empieza a disponer en las mesas sandía, melón, queso, aceitunas, crepes rellenos de queso, tarrinas de “chocolata”, queso, mermelada, mantequilla,… Nos ponemos las botas en un desayuno por fases y que rematamos con pan, mantequilla y mermelada. Tras abonar los 40YTL pactados, tomamos la carretera que nos adentrará en el cañón del río Munzur, frío y bravo. Los km discurren placenteros por una bonita carretera, tranquilidad que sólo se ve interrumpida cuando nos detienen en un control del ejército. Nos revisan los pasaportes, igual que a los pasajeros de varios “dolmuz” que detienen en el rato que estamos allá. Seguimos sin más contratiempos, entre carteles que advierten del peligro de atravesar las vallas, puesto que el monte cercano está minado. Descendemos los pocos metros ascendidos antes, para encontrarnos de nuevo con el cauce del río. Una única parada para comer unos bollos nos llevan hasta el “Camping Baba”, a escasos 5km de Ovaçik. El camping está tranquilo, hay montada alguna tienda, pero ni rastro de turistas. El encargado lo achaca a la política: “dicen que esto es peligroso y alejan el turismo”, comenta. Nos enseña fotos de cómo los militares bombardearon esta zona hace un año. Tiene otras de las fuertes nevadas del invierno, lo cual nos lleva a otro tema, la posibilidad de hacer algo de monte. Dice que las cumbres están a unas ocho horas de camino. Para el día siguiente tiene preparada una excursión con un grupo, en coche primero, hasta Merçan (40km por pista) y una travesía de 13km después. Nos cobraría 50YTL y le prometemos pensarlo. Dejamos montado el campamento y nos animamos a llegar hasta el nacimiento del Munzur (20km de ida y otros tantos de vuelta, a sumar a los 53 que ya tenemos hechos). Atrás queda Ovaçik, atravesamos una soleada meseta flanqueada de montañas, con aire cálido de cara, pero se nota que los bultos han quedado atrás. Nos detenemos un poco más adelante, en un asador a la sombra de los árboles y con el cercano rumor de las aguas, para comer “tavük” y “salata. El camarero, muy amable, nos apunta los nombres de los cantantes que hemos estado escuchando durante la comida, un hombre y una mujer, kurdos ambos. Dice que quizás podamos encontrar algo de su música en Ovaçik. Tras el descanso, alcanzamos el cercano nacimiento del río Munzur, que resulta ser una inmensa barbacoa con chiringuitos de venda ambulante y gente por todas partes. Impresiona lo fría que está el agua, apenas se pueden mantener los pies dentro unos segundos. De vuelta, nos detenemos en Ovaçik, donde nos aprovisionamos para cena y desayuno. Intentamos conseguir un mapa de las montañas de la zona, pero resulta imposible. La chica que nos atiende es muy maja, habla algo de inglés y hace de intérprete. A través de ella, por 7YTL, nos bajan de Internet la música que andábamos buscando (Aynur Dogan y Abidin Biter). En lo que no pueden ayudarnos es en el camino hacia el “Karagolu”, un monte emblemático de la zona. Nuestra intérprete hace las indagaciones pertinente, pero sus indicaciones quedan en un “go, go, go,… very go” que, la verdad, no nos sirve de gran cosa. Y al final, entre una cosa y otra, nos encontramos pedaleando de noche. Ya en el saco, la música de ambiente es sustituida por otra en directo, de guitarra y laúd, lo cual no va a impedir que durmamos a pierna suelta. |
SABADO 12/08
OVAÇIK
Mendira joan gara, baina geure kasa. Mendira joateko ere Turkiako militarrei baimena eskatu behar zaie, a ze nolako gurutzea! Basamortu antzeko hasiera baten ondoren, paisaia ikusgarria ikusi dugu, alpinoa, 3000m-tik gorako gailur elurtuekin. 5 ordu baino gehiago eman ditugu oinez, baina merezi izan du. Uste dut kanpineko giro-musikak ez digu lo egitea eragotziko.
OVAÇIK
Mendira joan gara, baina geure kasa. Mendira joateko ere Turkiako militarrei baimena eskatu behar zaie, a ze nolako gurutzea! Basamortu antzeko hasiera baten ondoren, paisaia ikusgarria ikusi dugu, alpinoa, 3000m-tik gorako gailur elurtuekin. 5 ordu baino gehiago eman ditugu oinez, baina merezi izan du. Uste dut kanpineko giro-musikak ez digu lo egitea eragotziko.
A las 7 estamos arriba, desayunamos y en las bicis, nos acercamos a Ovaçik. Tras avituallarnos, tomamos una pista que se adentra hacia las montañas. Tenemos primero que dejar atrás el control de la “jendarma”, en el cual nos advierten que debemos estar fuera para las 7 de la tarde. Seguimos camino y ocultamos las bicicletas bajo un puente. Al inicio del paseo, un coche se detiene junto a nosotros, es el paisano del camping, que nos dice que le han llegado más vascos y que reitera su invitación para unirnos al grupo, ofrecimiento que rechazamos, nos apetece más salir directamente al monte. Al parecer, el camino que llevamos conduce a una cascada. Nuestro paseo atraviesa un poblado con tiendas para adentrarse, al salir de él, en las montañas. Seguimos un sendero de tierra roja, que asciende sin descanso, zigzagueante en la parte más alta y que nos conduce hasta el collado en el que, supuestamente, deberíamos ver la cascada, seca en esta época del año. Llegamos sedientos, el sol calienta con fuerza y no hay dónde refugiarse de él. Siguiendo el rastro de unos juncos, por definición amigos del agua, descubrimos un leve hilo de agua, fresca y limpia, que bebemos sin miedo. Nos hemos plantado en este lugar en tres horas (nos habían hablado de cuatro). Dejado atrás el collado, descubrimos un lugar de impresionante belleza, montañas de alrededor de 3.000 metros (la más alta, tiene unos 3.400), un paisaje muy alpino. Algunos neveros son el rastro que aún permanece del duro invierno. Comemos algo, descansamos y emprendemos el descenso. El generoso caudal de un canal, en el pueblo, sirve de excusa para refrescar nuestros recalentados pies. Regresamos a Ovaçik en nuestras bicicletas por una pista diferente a la de la mañana, así que los militronchos igual nos buscan aún en las montañas. Sin más, cansados, regresamos al camping. Tras la ducha, tomamos una cerveza amenizada por música en directo (como ayer, guitarra, laúd y voz), es sábado noche y hay ambiente. Cerca de nosotros, en otra mesa, dos familias con dos críos y la amama; además, otras dos mesas ocupadas por gente joven. No queda libre ninguna de las tiendas, cuatro o cinco, que el propio camping tiene montadas. Esperemos que sus inquilinos/as no den mucha guerra. Cenamos ensalada de pasta alumbrados por la bombilla de una solitaria farola. Nos acostamos acompañados por la música, que no cesa y que al final, a pesar de ser agradable, acaba por hacerse algo monótona, aunque esto también puede ser bueno para conciliar el sueño. |
DOMINGO 13/08
OVAÇIK
Benetako atseden eguna Ovaçiken, bazen garaia!
OVAÇIK
Benetako atseden eguna Ovaçiken, bazen garaia!
La jornada de hoy, la hemos declarado de descanso oficial y, a pesar de ello, a las 7 de la mañana ya estamos arriba, con el sol, que calienta con fuerza. Hacia las 9, con la mochila y el bañador, nos acercamos al río, junto al camping. Baja con fuerza y el agua está fría, pero al sol es difícil aguantar y nos damos un par de chapuzones, con grandes aspavientos, eso sí. Echamos así la mañana, zanganeando, hasta que el hambre aprieta. Volvemos a Ovaçik en bici y comemos en el “lokantha” del pueblo, muy bien y con generosa ración de sandía para el postre. Preguntado el paisano por un “çay bahçesi”, nos envía a uno cercano, muy agradable, a la vera del río, con música kurda de fondo y con juventud en las mesas. Pasamos un par de horas, poniendo al día y el diario y disfrutando, sin más, de no hacer nada especial. De vuelta “a casa”, escoltados por dos helicópteros del ejército, hay gran ambiente alrededor de la hoguera, pero es gente local hoy, celebran el cumpleaños de una chavala, cantando alrededor del fuego. Nosotros, “perpetramos” más que preparamos el arroz con verduras, que se nos pega a la cazuela. Aún así, damos con él y al acabar, se nos acercan a invitarnos a la fiesta, pero no nos animamos, estamos cansados y puede resultar agotador hacer frente a las explicaciones que, sin duda, nos van a pedir en torno a nuestro viaje. Nos conformamos con escuchar las bellas voces, en especial la de una pareja que debe ser el matrimonio que regenta el camping. Finaliza así el primer día de descanso real de este viaje. |