Hoy tenemos previstas dos visitas a centros de detención de personas migrantes, de personas en tránsito... ¿de personas? Hemos contratado 16 autobuses para desplazar a cerca de 800 activistas. Queremos que esta Europa insolidaria y canalla nos oiga. También queremos que estas personas nos vean, que sepan que hay otra Europa inclusiva y solidaria por la que peleamos. Llevo días intentando contener las lágrimas. Estoy triste. Mientras preparamos la visita a los centros de detención, nosotras, las de la caravana, hablamos de bocadillos y crema solar y ellas las anarquistas de máscaras antigás y radiales. Personalmente, tengo que decir que en esta etapa de la vida estoy redefiniendo la violencia y siempre quiero tener presente que la de origen la ejerce este sistema que nos deshumaniza, nos cosifica y nos anula. Yo aspiro, pues, a ser una jubilada combatiente en la línea de la desobediencia civil. Estoy trabajando un camino personal de desaprendizaje que auguro largo, pero fructífero. Es cansado, pero al mismo tiempo me refuerza y empodera como mujer y ser humano y a estas alturas no tiene vuelta atrás. A día de hoy os digo que yo no iré a Benidorm, no me busquéis allí, buscadme en sitios como Tesaloniki. En este sentido quiero dar un fuerte abrazo a todas esas personas que están en la caravana con una edad a la que supuestamente deberían ya haber abandonado la disidencia. Yo insisto en que no soy una persona mitómana, pero tengo claro que ellas son las héroes de mi día a día. Siento, luego existo. Gracias por dibujarme un futuro menos oscuro. También un fuerte abrazo para el otro sector, el que dibuja este futuro de color esperanza. Gracias Kata y Aisa, he aprendido mucho de vosotras. Aprovechamos el trayecto en bus para ejercicios básicos de supervivencia, como saber qué hacer en caso de un ataque por gas y ejercicios básicos de cuidado al grupo, tales como establecer el cordón de seguridad. No hace falta una prueba de agudeza visual para determinar que en el grupo de "no borders" hay dos facciones diferenciadas: una viste de negro, tiene una media de edad de 25 años, porta máscaras antigás y lleva la cara tapada, y la otra lleva banderas coloridas de fino mástil, su franja de edad va desde los 7 a los 70 y va a cara descubierta. Me enorgullece formar parte de ella. Me enfrento a unos manifestantes porque su estética de cara tapada me parece una provocación. Son rusos, dicen que si se les identificara en una manifestación en un país que no es el suyo, podrían retirarles el visado hasta 5 años. Se quejan de que la gente de la caravana fotografía indiscriminadamente y hay que reconocer que así es, hemos olvidado el derecho a la imagen inherente a toda persona. A pesar de llamar la atención, las ansias de inmortalizar estos instantes son incontrolables. Salimos coreando consignas y nada más atravesar Paranesti, un bus de policía cruza la carretera a la entrada del campo y la policía, ésa que nunca llega a tiempo cuando se la necesita, esta vez nos espera. Por delante va la facción dura. Tras la negociación se consigue que una comisión de sanitarios, abogados y periodistas tengan acceso al recinto. Fuera se viven momentos un poco tensos, se recomienda a las personas mayores que vuelvan a los buses. Sale la comisión, caras de tristeza y preocupación lágrimas en los ojos. Ya en la gasolinera donde hemos aparcado los buses, nos espera el rancho. ¡Qué pedazo de organización la del campamento! Pero el bus no arranca, parece que en este viaje hay alguna persona gafada, quizás sea yo. La buena noticia, que llevamos a McGiber al volante, un poco de papel de aluminio y un destornillador son suficientes para que el motor vuelva a rugir. |
Dormitamos por efecto del calor y las alubias. Me despierto cerca del segundo centro de detención y abandono el bus aún somnolienta. Hemos llegado tarde, asi que ya han cortado la valla con una radial, sin embargo, la policía permanece impasible. Hay que reconocer que estos anarquistas tienen un par. Un anticapitalista con calzoncillos Calvin Klain (espero que sean del mercadillo) grafitea un muro frente al centro. Mientras me alejo de la zona caliente, suena el primer pelotazo, la nube que genera, sin embargo, no es de humo, sino de gas. Me escuecen los ojos, sé que no debo frotármelos. Los buses han desaparecido, avanzamos a paso rápido por la carretera, pero la nube nos sigue impulsada por el viento. Al otro lado, en los edificios que encierran sus cuerpos y almas hacinadas, se agitan brazos en señal de saludo. Agito los míos en respuesta al grito de "open the borders!" Saludo consciente de la importancia que tiene para esta gente mi gesto. A estas alturas hemos podido asistir a un repertorio de máscaras antigás de la segunda guerra mundial y gafas del decathlon. Las sanitarias han disuelto almax en agua que utilizan para aliviar el picor de los ojos dejando un corro blanco alrededor. Atardecer rojo y triste, la policía rechaza con sus escudos las piedras que, impotentes, arrojan algunos manifestantes. Se cierran las ventanas de los barracones, seguramente obligados por la policía. En el viaje de vuelta nos vemos asaltados por el buen humor del bus 8, que se ha quedado en el andén esperando al mecánico. Los buses griegos son reflejo de la situación del país. Son las 11 de la noche cuando llegamos al campamento, estamos agotadas después de este duro y tenso dia. Hay una enorme luna llena pero ningún perro le ladra. En un ejercicio de introspección, me transformo en la mujer del antifaz y los tapones, y apenas accedo a los límites de la conciencia, cuando me quedo inconsciente. Gabon ekipo, estamos en el sitio correcto en el momento correcto. La vida es como andar en bicicleta, para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando. |