DOMINGO 13/04
1ª ETAPA: ARGAMASILLA DE ALBA – OSSA DE MONTIEL
(48 km/2h 50min)
¡Quién me iba a decir a mí cuando me matriculé en Periodismo que acabaría escribiendo diarios viajeros!
Abandonamos Bilbao con tiempo soleado, cálido y ventoso. Salimos pedaleando desde Argamasilla de Alba con la esperanza de que este año, el tiempo nos acompañe un poquito más. Recordamos la etapa del año pasado. Las abubillas y perdices, que se han debido enterar que ha finalizado la temporada de caza, nos dan la bienvenida, rojas como la tierra que habitan. Al atravesar las Lagunas de Ruidera, observamos que hay más agua que hace un año, formándose pequeñas cascadas que comunican las lagunas entre sí. Sin grandes sobresaltos, hemos llegado a Ossa de Montiel, el pueblo se Oscar Sevilla, aunque no cuadre el apellido.
El viento ha ido arreciando a lo largo de la jornada, el cielo se ha encapotado y si los de la tele tienen razón, parece que va a ser la tendencia durante unos días. En Ossa, nos hospedamos en el Hotel La Paz, donde somos los únicos huéspedes. El tiempo del Telediario, es “bastante desolador”, que diría Manolito Gafotas, pero no desesperamos. Cenamos en el hotel y a la cama, a ver si mañana hay suerte.
1ª ETAPA: ARGAMASILLA DE ALBA – OSSA DE MONTIEL
(48 km/2h 50min)
¡Quién me iba a decir a mí cuando me matriculé en Periodismo que acabaría escribiendo diarios viajeros!
Abandonamos Bilbao con tiempo soleado, cálido y ventoso. Salimos pedaleando desde Argamasilla de Alba con la esperanza de que este año, el tiempo nos acompañe un poquito más. Recordamos la etapa del año pasado. Las abubillas y perdices, que se han debido enterar que ha finalizado la temporada de caza, nos dan la bienvenida, rojas como la tierra que habitan. Al atravesar las Lagunas de Ruidera, observamos que hay más agua que hace un año, formándose pequeñas cascadas que comunican las lagunas entre sí. Sin grandes sobresaltos, hemos llegado a Ossa de Montiel, el pueblo se Oscar Sevilla, aunque no cuadre el apellido.
El viento ha ido arreciando a lo largo de la jornada, el cielo se ha encapotado y si los de la tele tienen razón, parece que va a ser la tendencia durante unos días. En Ossa, nos hospedamos en el Hotel La Paz, donde somos los únicos huéspedes. El tiempo del Telediario, es “bastante desolador”, que diría Manolito Gafotas, pero no desesperamos. Cenamos en el hotel y a la cama, a ver si mañana hay suerte.
LUNES 14/04
2ª ETAPA: OSSA DE MONTIEL – ARGAMASILLA DE ALBA
(43 km/1h 40 min)
Pánico a abrir la ventana; agudizo el oído, pero no parece que llueve. Sin embargo, a las 8:15 comienza un fuerte aguacero que escampa poco más tarde, abriéndose algún esperanzador claro que, sin embargo, poco tarda en ennegrecerse. Vuelve a caer con fuerza un jodido aguacero que no cesa. Decidimos regresar en busca del coche y continuar el viaje con su apoyo. Con las bicis ya dentro del coche, ponemos rumbo a Vianos, siguiente punto del recorrido al que vamos a llegar sobre cuatro ruedas, en vez de sobre dos.
La carretera de Viveros a Alcaraz por Canaleja es preciosa. Al poco, estamos en Vianos, comenzando a llover, gruesas y aisladas gotas al principio que se acaban transformando en granizo incluso. Nos alojamos en un hostal, en la plaza. Tras la ducha y la colada, nos tomamos una caña grande y otra pequeña, acompañadas de boquerones y aceitunas de la tierra, preparadas en sosa cáustica para quitarles el amargor. Es el preludio de una muy agradable cena a base de rabo y judías blancas con codorniz, todo ello regado con un denso vino de la tierra.
En la TV, el tiempo sigue siendo “bastante desolador” y si en principio parecía que para el miércoles iba a mejorar, el nuevo pronóstico coloca aún más lluvias para pasado mañana que para mañana. Afortunadamente, tenemos el coche. Quizá tenía razón aquél que decía que las bicicletas son para el verano.
2ª ETAPA: OSSA DE MONTIEL – ARGAMASILLA DE ALBA
(43 km/1h 40 min)
Pánico a abrir la ventana; agudizo el oído, pero no parece que llueve. Sin embargo, a las 8:15 comienza un fuerte aguacero que escampa poco más tarde, abriéndose algún esperanzador claro que, sin embargo, poco tarda en ennegrecerse. Vuelve a caer con fuerza un jodido aguacero que no cesa. Decidimos regresar en busca del coche y continuar el viaje con su apoyo. Con las bicis ya dentro del coche, ponemos rumbo a Vianos, siguiente punto del recorrido al que vamos a llegar sobre cuatro ruedas, en vez de sobre dos.
La carretera de Viveros a Alcaraz por Canaleja es preciosa. Al poco, estamos en Vianos, comenzando a llover, gruesas y aisladas gotas al principio que se acaban transformando en granizo incluso. Nos alojamos en un hostal, en la plaza. Tras la ducha y la colada, nos tomamos una caña grande y otra pequeña, acompañadas de boquerones y aceitunas de la tierra, preparadas en sosa cáustica para quitarles el amargor. Es el preludio de una muy agradable cena a base de rabo y judías blancas con codorniz, todo ello regado con un denso vino de la tierra.
En la TV, el tiempo sigue siendo “bastante desolador” y si en principio parecía que para el miércoles iba a mejorar, el nuevo pronóstico coloca aún más lluvias para pasado mañana que para mañana. Afortunadamente, tenemos el coche. Quizá tenía razón aquél que decía que las bicicletas son para el verano.
MARTES 15/04 3ª ETAPA: VIANOS – POVEDILLA – VIVEROS – CANALEJA – ALCARAZ – VIANOS (57 km/2h 50min) Amanece en Vianos y el cielo está cubierto pero, por lo menos, no llueve, nos animamos a dar una vuelta en bici. Bajamos el tramo de El Barrancazo hasta Alcaraz con intención de llegar a Viveros por Povedilla, para volver a Alcaraz por la carretera de Canaleja, la misma que ayer hicimos en coche. El cielo se mantiene entre nubes y claros y la temperatura es agradable para andar en bici, sin embargo, al llegar a Canaleja, el cielo se ve cada vez más cubierto y parece que amenaza lluvia, así que pasamos Alcaraz y afrontamos las primeras rampas de El Barrancazo - las que nos dejarán en Vianos -, sin más preámbulos. Subimos a buen ritmo aunque es durillo y cuando llegamos al coche, sentimos las primeras gotas. ¡Nos ha salvado la campana! Despedimos Vianos y en coche ponemos rumbo la Sierra del Agua. Dicen los lugareños que el agua que ha caído es buena para los campos, que era necesaria, hay que reconocer que el campo está exuberante. Todo un abanico de colores desde el verde del trigo al del olivo, o al blanco insultante de un árbol en floración de cuyo nombre no puede acordarse Javi, o al rojo de la tierra de la perdiz también roja. Decidimos quedarnos en Villaverde de Guadalimar, a 17km de Riópar. Chispea durante el viaje y el sol apenas logra, tímidamente, abrirse camino entre las densas nubes. La Pensión Guadalimar es nuestro nuevo alojamiento. Por 2.200 pelas, una habitación con olor a matamoscas y baño comunal. No hemos hecho reserva de alojamiento para los próximos días y la cosa quizás se ponga complicada. Decidimos llamar a los teléfonos de los que disponemos en Hornos y tan sólo conseguimos sitio para la noche del miércoles. La situación es la misma en los pueblos de los alrededores, así que parece que sólo nos queda esperar a que haya alguna cancelación. ¡Menos mal que tenemos el coche! Sólo a nosotros se nos ocurre salir en Semana Santa, en bicicleta con alforjas sin hacer reserva de alojamiento. |
MIERCOLES 16/04
El día amanece cubierto y más inestable que ayer; además, hace frío. Ponemos rumbo a Orcera. A lo lejos, colgado en lo más alto de la sierra, a 1.200 metros de altitud, se divisa Segura de la Sierra, así que decidimos a hacer turismo “normal”, en coche. Un castillo medieval vigila la inmensidad de estas sierras. En una pequeña tienda de regalos e información sobre el Parque de Cazorla, Segura y Las Villas nos hablan del camping de “Garrote Gordo”, hacia el que decidimos acercarnos.
La estrecha carretera, mal asfaltada y de continuas curvas, está flanqueada por pinos laricios, especie que puede alcanzar hasta los 40 metros de altura, haciendo el recorrido algo claustrofóbico. Guiados por un amable conductor, pues siempre estamos en buena disposición para perdernos, llegamos a Garrote Gordo, tan escondido como desierto. Este interminable bosque que atravesamos es el más grande pinar de Europa, que originariamente estaba ocupado tan sólo en un 10% por pino, siendo el resto, mayoritariamente, roble; hoy, es justo al revés (¿por qué será?). La parte de la Sierra de Segura, en la que nos encontramos, se conserva prácticamente virgen, sin explotar y la oferta turística es muy reducida. Por teléfono conseguimos, sin embargo, un apartamento en Los Tobos.
El día amanece cubierto y más inestable que ayer; además, hace frío. Ponemos rumbo a Orcera. A lo lejos, colgado en lo más alto de la sierra, a 1.200 metros de altitud, se divisa Segura de la Sierra, así que decidimos a hacer turismo “normal”, en coche. Un castillo medieval vigila la inmensidad de estas sierras. En una pequeña tienda de regalos e información sobre el Parque de Cazorla, Segura y Las Villas nos hablan del camping de “Garrote Gordo”, hacia el que decidimos acercarnos.
La estrecha carretera, mal asfaltada y de continuas curvas, está flanqueada por pinos laricios, especie que puede alcanzar hasta los 40 metros de altura, haciendo el recorrido algo claustrofóbico. Guiados por un amable conductor, pues siempre estamos en buena disposición para perdernos, llegamos a Garrote Gordo, tan escondido como desierto. Este interminable bosque que atravesamos es el más grande pinar de Europa, que originariamente estaba ocupado tan sólo en un 10% por pino, siendo el resto, mayoritariamente, roble; hoy, es justo al revés (¿por qué será?). La parte de la Sierra de Segura, en la que nos encontramos, se conserva prácticamente virgen, sin explotar y la oferta turística es muy reducida. Por teléfono conseguimos, sin embargo, un apartamento en Los Tobos.
Marchamos del camping hacia Los Tobos, una aldea en la sierra profunda, cerca de Santiago de la Espada. El paisaje cambia a medida que pasan los kilómetros, entrando en una garganta formada por el río Madera. Pasamos junto a La Toba, Miller, llegamos a Las Juntas, así llamado este paraje por reunirse aquí las aguas del río Segura y el Zumetas, pasamos la Venta de Ticiano y alcanzamos, al fin, Los Tobos. Nos indican el bar propiedad de la señora que alquila los apartamentos, damos con ella y vamos a ver el susodicho. Es una pequeña casa de pueblo, con cocina recién estrenada, una salita con fuego bajo y en el piso de arriba, una habitación con baño. Hace frío en el interior y la estufa de gas hace de mesa para la televisión. El precio, 30 euros/día.
A 10 km tenemos Santiago de la Espada, pueblo serrano en un entorno incomparable, pero con el mismo problema de tantos otros en estas tierras, el desastre urbanístico. El caserío original de casas blancas es sustituido por un total descontrol que va desde el bloque cara vista, hasta las viviendas derruidas, sin pasar por alto el aluminio, que aparece por doquier. Es una pena, porque estos pueblos, bien conservados, serían de verdadero interés histórico-artístico, como indican los carteles.
Ya en casa, vemos que nos han preparado el fuego y que una mesita sustituye a la estufa como soporte para la TV. Preparamos una buena fogata y una rica cena de las de ensalada y pasta. Como sólo hay una bombona de butano, tenemos que alternarla entre la cocina y la estufa y así andamos, escaleras arriba y abajo con ella. Al final, conseguimos una temperatura agradable en la habitación. Mañana será otro día.
A 10 km tenemos Santiago de la Espada, pueblo serrano en un entorno incomparable, pero con el mismo problema de tantos otros en estas tierras, el desastre urbanístico. El caserío original de casas blancas es sustituido por un total descontrol que va desde el bloque cara vista, hasta las viviendas derruidas, sin pasar por alto el aluminio, que aparece por doquier. Es una pena, porque estos pueblos, bien conservados, serían de verdadero interés histórico-artístico, como indican los carteles.
Ya en casa, vemos que nos han preparado el fuego y que una mesita sustituye a la estufa como soporte para la TV. Preparamos una buena fogata y una rica cena de las de ensalada y pasta. Como sólo hay una bombona de butano, tenemos que alternarla entre la cocina y la estufa y así andamos, escaleras arriba y abajo con ella. Al final, conseguimos una temperatura agradable en la habitación. Mañana será otro día.
JUEVES 17/04 4ª ETAPA: TOBOS – LAS JUNTAS – YESTE (vuelta por el mismo camino). (88 km/4h 45min) Hasta ahora, el de hoy es el día más soleado y eso nos anima. Tomamos el desayuno oficial en Jaén, es decir, tostadas con aceite y nos disfrazamos de ciclistas. Son cerca de las 11 de la mañana, pero la temperatura es fresca, sobre todo en los descensos. Hemos decidido ir a Yeste, lo que nos supone unos 90 kilómetros, yendo y viniendo por el mismo camino. El trazado es descendente, lo que nos hace temer la vuelta. Por lo demás, el sol luce en lo alto y el río Segura nos sigue de cerca. De vuelta. llegamos a Las Juntas relativamente cómodos pero, hasta Los Tobos, es duro. Nos acercamos a Santiago de la Espada a tomar un par de quintos. En casa seguimos pendientes el tiempo por la TV y para mañana se anuncian más nubes que claros. VIERNES 18(04 5ª ETAPA: TOBOS – LAS JUNTAS – LA TOBA – GR147 – SANTIAGO DE LA ESPADA – TOBOS. (57km/3h 40min) En efecto, el día ha amanecido entre Pinto y Valdemoro. Decidimos ir a La Toba y en Las Juntas nos dicen que, desde allí, hay una pista que conduce directamente a Santiago de la Espada. El recorrido hasta La Toba es duro. Preguntados por el estado de la pista, nos confirman lo que suponíamos, que es todo p´arriba y que es de tierra, pero que los 4x4 y los coches pasan sin problemas. Son unos 12km, la pista está bastante compacta, tan sólo en algunas curvas aparece la piedrilla, es todo p´arriba, como he dicho antes, pero el paisaje lo merece. Vamos ganando altura a media ladera; abajo, queda el valle del Segura. Paramos para hacer una foto y el ruido de piedras cayendo delatan, suponemos, alguna cabra, que haberlas haylas por estos montes. Con una buena sudada, alcanzamos lo que parece la cota más alta y llaneamos por una solitaria meseta de lavanda y brezo, salteada de algún pequeño cortijo de pastores. |
Abandonada la pista y tras un breve descanso, salimos a la carretera general que une Santiago y Pontones y en prolongado descenso, llegamos a Santiago de la Espada. Ya en Tobos, tras la ducha, hoy cambiamos nuestro destino y nos acercamos en el coche a la Hospedería Río Zumeta, donde caen otras dos cervezas acompañadas de unas sabrosas empanadillas sacadas en tiempo de prórroga, que ya pensábamos que no tocaba tapa. De vuelta a casa, seguimos la evolución del tiempo en TV y parece que la cosa se pone fea. De momento, hemos librado dos días; incluso nos hemos quemado un poco. Mañana será otro día.
SABADO 19/04
En efecto, parece que la excursión al pino Galapán va a tener que esperar, porque el día ha amanecido lluvioso y gris. Por la tarde parece que comienzan a abrirse claros y nos decidimos a dar un paseo desde el pueblo. Tomamos un sendero que acaba en una pista y otro sendero más tarde que se adentra, entre pinos, en la montaña. Acabamos en un pico, sobre Tobos. El cielo se oscurece con amenazantes nubarrones, así que, como cabras, atajamos con una bajada a lo bestia, para ir a dar, afortunadamente, al camino de subida.
DOMINGO 20/04
Amanece este domingo con nubes y claros. Preparamos la partida con destino a Siles, desde donde tenemos prevista una etapa circular; después, hemos pensado quedarnos en Riópar. Paramos en Siles, el cielo está encapotado y comienza a llover con intensidad. Parece que los soles que aparecen en el mapa, no están por la labor de brillar. Nos da pena abandonar así estas tierras y decidimos al fin esperar un día más, con la esperanza de que el tiempo mejore. Nunca se sabe, en primavera.
Un año más tarde, damos de nuevo con nuestras bicicletas en Riópar, estamos dispuestos a ser infieles a la Pensión Grimaldos – con este tiempo, daría la impresión de tratarse de la segunda parte de “atrapados en el tiempo” - y buscamos alojamiento en un albergue, pero está lleno. Nos vemos abocados, por tanto, a la fidelidad. La mujer se acuerda de nosotros -¡cómo no!-.
Cenamos en la pensión; a ver cómo amanece mañana.
En efecto, parece que la excursión al pino Galapán va a tener que esperar, porque el día ha amanecido lluvioso y gris. Por la tarde parece que comienzan a abrirse claros y nos decidimos a dar un paseo desde el pueblo. Tomamos un sendero que acaba en una pista y otro sendero más tarde que se adentra, entre pinos, en la montaña. Acabamos en un pico, sobre Tobos. El cielo se oscurece con amenazantes nubarrones, así que, como cabras, atajamos con una bajada a lo bestia, para ir a dar, afortunadamente, al camino de subida.
DOMINGO 20/04
Amanece este domingo con nubes y claros. Preparamos la partida con destino a Siles, desde donde tenemos prevista una etapa circular; después, hemos pensado quedarnos en Riópar. Paramos en Siles, el cielo está encapotado y comienza a llover con intensidad. Parece que los soles que aparecen en el mapa, no están por la labor de brillar. Nos da pena abandonar así estas tierras y decidimos al fin esperar un día más, con la esperanza de que el tiempo mejore. Nunca se sabe, en primavera.
Un año más tarde, damos de nuevo con nuestras bicicletas en Riópar, estamos dispuestos a ser infieles a la Pensión Grimaldos – con este tiempo, daría la impresión de tratarse de la segunda parte de “atrapados en el tiempo” - y buscamos alojamiento en un albergue, pero está lleno. Nos vemos abocados, por tanto, a la fidelidad. La mujer se acuerda de nosotros -¡cómo no!-.
Cenamos en la pensión; a ver cómo amanece mañana.
LUNES 21/04 6ª ETAPA: SILES – VILLAVERDE DE GUADALIMAR – PUERTO DEL BELLOTAR – BIENSERVIDA – VILLARODRIGO – TORRES DE ALBANCHEZ – SILES (61km/3h 15min) Al fin vemos Riópar a pleno sol, con un cielo azul; la luz dibuja perfiles desconocidos de gran belleza. Animados, nos embutimos en nuestras ropas de ciclista con olorcillo a sudor y en coche, nos dirigimos a Siles. Salimos dirección Villaverde de Guadalimar, uno de nuestros destinos en estas vacaciones. Nos enfrentamos a la primera dificultad montañosa del día, el puerto del Bellotar. El murmullo de los arroyos y el alegre cantar de los pájaros, son la viva imagen de la primavera jienense; las amapolas, de frágiles pétalos, lucen aún más rojas, si cabe. La carretera, recién asfaltada, se va empinando pero sin llegar a hacerse demasiado dura, en un trazado suavemente ascendente, sin sobresaltos. Superamos el puerto – un cartel anuncia que estamos a 1220 metros – y al poco de comenzar el descenso, vemos una desviación hacia el nacimiento del río Turuchel, la cual tomamos. Por fuerte pendiente, llegamos a un área recreativa, junto al río. Preguntamos a un joven si esa misma pista nos lleva a Bienservida y sí, así es. De Bienservida vamos a Villarodrigo, pasado el cual comienza la segunda dificultad montañosa, de cuyo nombre no puedo acordarme, simplemente porque no lo sé. Culminamos con una buena sudada. El paisaje ha cambiado notablemente, la sierra ha dado paso a grandes extensiones de olivar. Arriba, asoma una “calzada” acompañada de algún otro parajo. ¡Pena de prismáticos!. Descendemos a Torres de Albánchez para regresar a Siles. En Riópar, tras la ducha, fieles a nuestras costumbres, hacemos la ronda previa a la cena, en la pensión. Se acaban las vacaciones, pero nos queda la satisfacción de haber acertado prolongando un día más la estancia, lo cual nos ha permitido disfrutar de esta zona con sol, cosa que parecía que tenía “yuyu”. Mañana, sin prisa, pero sin pausa, vuelta a casa. |