SABADO 19/06
6ª ETAPA: SAINT GÉDÉON – SAINT HENRI DE TAILLON
(45km/2h 45min)
Hankek ez dute nahiko astirik izan indarberritzeko. Atzoko etapa luzea izan zen, oso, baina gaua, motzegia, 6:30ean dagoeneko ohar hauek eguneratzen ari nintzen. Gaurko planak lasaitasunez hartzeko gonbit egiten du: Saint Jean lakuan piragua hartu eta 50km baino ez norakoraino. Baina… (beti “baina”ren bat izan behar?) eguraldiak, aurreikuspenak zeharo nahastu ditu. Ekaitz gogor batek nahi baino lehenago aterarazi gaitu uretatik. Eta bukatu denean, haizeak hartu dio txanda, azkeneko 25 kilometroak konplikatuz. Zorionez, lakuaren ondoan ibilitakoek merezi izan dute benetan, paisaia eta ibaiaren indarra ikaragarriak dira. Eta gutxi balitz, “Gite de la Rive”n amaitu dugu eguna, pastelaren ginga.
6ª ETAPA: SAINT GÉDÉON – SAINT HENRI DE TAILLON
(45km/2h 45min)
Hankek ez dute nahiko astirik izan indarberritzeko. Atzoko etapa luzea izan zen, oso, baina gaua, motzegia, 6:30ean dagoeneko ohar hauek eguneratzen ari nintzen. Gaurko planak lasaitasunez hartzeko gonbit egiten du: Saint Jean lakuan piragua hartu eta 50km baino ez norakoraino. Baina… (beti “baina”ren bat izan behar?) eguraldiak, aurreikuspenak zeharo nahastu ditu. Ekaitz gogor batek nahi baino lehenago aterarazi gaitu uretatik. Eta bukatu denean, haizeak hartu dio txanda, azkeneko 25 kilometroak konplikatuz. Zorionez, lakuaren ondoan ibilitakoek merezi izan dute benetan, paisaia eta ibaiaren indarra ikaragarriak dira. Eta gutxi balitz, “Gite de la Rive”n amaitu dugu eguna, pastelaren ginga.
Joseba ha madrugado y ha salido a dar una vuelta en bici hasta las 8, hora en que hemos desayunado (los mosquitos le han hecho volver antes de lo previsto). Bien cebados, como viene siendo habitual, preparamos los trastos. En principio, se diría que el día va a aguantar, de hecho, el sol pica. Ataviados para el remo, nos acercamos al "Aubergue des Isles", donde alquilaremos las piraguas. Tras las instrucciones básicas, nos metemos al lago, con un tiempo que se va torciendo peligrosamente. No muy lejos de la playa nos espera una isla en la que desembarcamos para corregir los apoyos, pero tenemos que salir por patas (bueno, por remos) porque la tormenta se nos echa encima. Empapados, nos refugiamos en un pequeño muelle, en el que justo, justo, podemos cobijarnos todos. Hacemos una primera tentativa para regresar a puerto, pero de nuevo arrecia la tormenta y se levanta un fuerte viento que acaba con la tranquilidad del lago y que nos obliga a refugiarnos de nuevo. En la segunda, Txefo da la vuelta, cerca de la orilla, al menos. Con todos estos contratiempos, al de una hora estamos de nuevo en tierra firme, tomando un chocolate con el que calentar los huesos.
Abandonamos el albergue para tomar una ruta verde ciclable, que rodea todo el lago en un recorrido de unos 250km. Los primeros kilómetros de bidegorri llevamos el viento de culo y el paisaje es grandioso, con un ancho río sembrado de islotes y un agua que, embravecida por el viento, le añade belleza. Atravesamos el cauce en dos ocasiones, sobre una presa que lanza el agua con mayor violencia aún de la propia del río. Es impresionante. El paseo discurre, además, por un tranquilo y bien conservado carril por el que nos cruzamos con más cicloturistas que en todos los días precedentes. Abandonada la ribera del lago, nos dirigimos hacia Alma, ciudad sin encanto que coincide con el inicio de la parte mala del día. Tenemos el fuerte viento en contra y el paisaje no acompaña. Un poco más allá, en Delisle, tropezamos con una concentración de moteros con escolta policial y todo. La mayor parte de ellas, Harley Davidson o similares. Tienen gran afición a estos cacharros por aquí. El aire hace que el día se mantenga más o menos despejado. Los 20km que nos quedan son un infierno, volvemos a las andadas, con los relevos, pero no hay más remedio. Llegamos al fin a Saint Henri de Taillon y para nuestra desesperación, un cartel nos indica que aún quedan 10km para nuestro albergue, así que optamos por buscar otro. Una guarda del parque nos habla de uno que está a sólo 2km y… ¡oh, sorpresa !, un B&B todo para nosotros, a la misma orilla del lago, con habitaciones elegantemente decoradas (un poco ñoñas, también), como los baños. El único inconveniente es que no dan cenas, pero cuando creíamos que habría que conformarse con las sobras de la comida, la dueña nos ofrece el coche de su madre para acercarnos al pueblo. Es asombrosa esta gente canadiense, incluso la madre se ha ofrecido a llevarnos, pero éramos ya demasiados. Así, después de la apresurada ducha, cuando conseguimos arrancar el coche (hay que mantener pisado el embrague), nos acercamos al pueblo a cenar. Al salir, nos sorprende un precioso atardecer rojo y azul e intentamos regresar lo antes posible al albergue para poder captar el momento junto al lago con la cámara. Llegamos, con el tiempo justo, pero llegamos. El albergue es una casa de dos pisos. La planta baja está rodeada por un porche cubierto que sería el final inmejorable para la jornada, pero el viento y el frío lo hacen imposible. Es pronto aún, así que a ver si hoy consigo darle el merecido descanso a las piernas. Hasta mañana. |