LUNES 24/07
4ª ETAPA: ERCIS – ÇALDIRAN
(61km/4h)
Gaurko etapan ez da nabarmentzeko moduko ezer, beroak gogor jarraitzen du eguerdian, baina tenperatura oso atsegina da goizean eta arratsaldean. Inguru deseroso samarra zeharkatzen ari gara, eta Çaldiraneko hotel bakarrean ostatua bilatu behar izan dugu.
4ª ETAPA: ERCIS – ÇALDIRAN
(61km/4h)
Gaurko etapan ez da nabarmentzeko moduko ezer, beroak gogor jarraitzen du eguerdian, baina tenperatura oso atsegina da goizean eta arratsaldean. Inguru deseroso samarra zeharkatzen ari gara, eta Çaldiraneko hotel bakarrean ostatua bilatu behar izan dugu.
Hoy nos ha costado algo más levantarnos y entre que desayunamos, recogemos, pasamos todos por el baño de la fábrica y nos despedimos de los vigilantes, son las 9 cuando empezamos a pedalear. Seguimos rodeando el lago, ahora por una carretera ancha y en obras, pero a pesar de lo incómodo del firme, la temperatura es agradable y se pedalea a gusto. En el desvío hacia Dogubayazit, un cartel anuncia una cascada a 24km y fijamos allí la parada a comer. Ell sol calienta con fuerza cuando llegamos a la cascada, muy bonita, pero que no nos brinda un sitio en el que darnos un chapuzón. Remontamos un tramo del río en busca de un buen lugar para bañarnos y lo encontramos enseguida, en un canal en el que el agua corre con fuerza. Al reemprender el camino, la temperatura y la luz son extraordinarias. La carretera pica levemente hacia arriba, pero el poco aire que sopla, lo hace a favor. Dejamos atrás Çaldiran en busca de un lugar en el que acampar, la tarde va para adelante. Junto a un cuartel del ejército, mientras cargamos agua, valoramos la opción de gritar “PKK güzel” para pasar la noche a cubierto pero, finalmente, la desechamos. De nuevo en la carretera, ante nosotros se abre una extensa meseta sin un solo árbol que pudiera cobijarnos y las aldeas que se pueden ver, dan la impresión de un extrema pobreza. Con estas perspectivas, decidimos dar la vuelta y buscar alojamiento en el hotel de Çaldiran. Como era de esperar, no hay problema de sitio y menos a 15YTL por persona que nos cobran. En nuestra habitación, el agua sale helada (al parecer, no hay agua caliente hasta las 10 de la noche), pero peor es la situación en la de Ainhoa y Jesus, en la que ni siquiera la hay. Toca ahora localizar un lugar en el que cenar. Nos recomiendan el “pide salonu” de Menzil, un local austero y un poco dejado, pero que prepara unos “pides“ extraordinarios, además de que conocemos al primer kurdo que confiesa serlo y aún está orgulloso de ello. Nos fotografiamos con él y los hijos y nos hace prometer que enviaremos copias de las fotos a su familia, en Checoslovaquia, a una dirección que nos facilita. Le prometemos hacerlo y enviárselas también a él, es un hombre muy amable. |
De vuelta al hotel, nos dicen que ya hay agua caliente. ¡A buenas horas,…!
MARTES 25/07 5ª ETAPA: ÇALDIRAN – DOGUBAYAZIT (Ishak Pasha Sarayi) (76km/5h) Egun luze eta gogorra, mendate luze bat hasieran, eta errepide aldapatsu bat egoera txarrean, bukaeran, kanpinera eramango gaituena, bista ikusgarriekin -hori aitortu behar da-. Erdian, istilu txiki pare bat, ume batzuekin lehenik eta txakur batzuekin gero. Lehenengoen aurka, Haurren aurka, nahikoa izan dira oihu batzuk; baita bigarrenen aurka ere, txakurrak uxatzailea ez baita oso eraginkorra. |
Aunque el despertador estaba puesto para las 7, el sol nos saca de la cama a las 5:30. Salimos dirección Dogubayazit hacia las 9, por una carretera que pica hacia arriba hasta el km22, punto en el que comienza el puerto que teníamos previsto para hoy, de largas y empinadas rectas. Las aldeas que vamos dejando atrás son bastante pobres, unos críos nos lanzan piedras, pero nada que cuatro buenos gritos no puedan solucionar. Hace fresco en el alto y sin más demora, nos ponemos en marcha. En pleno descenso, nos salen cuatro grandes perros al encuentro y el ahuyenta chuchos se revela poco eficaz, sólo reaccionan cuando los tienes tan cerca que casi les hueles el aliento, casi funciona mejor como objeto contundente con el que arrearles en la cabeza. Hacemos el final de etapa de una tirada y sólo paramos en la entrada de Dogubayazit para tomar un té en un “txai-toki” al aire libre. Junto a la tienda, un paisano nos invita a un par de tés por cabeza, utilizando para pagarlos un “txai-bono”, es el primero que hemos visto. Emprendemos el camino al camping, hace calor pero, afortunadamente, el sol está ya bajo. La carretera, aparte de empinada, está completamente desarmada, los dos primeros kilómetros de adoquín, dan paso a la arena y la piedra suelta. Al inicio, dejamos a la izquierda un gran cuartel militar con más tanques de los que hayamos visto ni en las películas y a la derecha, un camping que no es el nuestro, para llegar a él nos queda sufrir. Ha habido momentos en los que he estado tentada de apearme de la bici, pero eso es lo último. En una tregua de la cuesta, encontramos un segundo camping, el “Murat”, pero decidimos subir a pesar de la paliza que llevamos encima, pues nos han dicho que hay un tercero, el “Parachute”, más arriba, pero mejor. Nos espera en lo alto el Ishak Pasha Sarayi, palacio con 300 años de antigüedad perteneciente al imperio otomano, perfectamente integrado en el paisaje, pues fue levantado con piedra de las montañas y que, como ellas, cambia de color a medida que transcurre la tarde. Un poquito más arriba está nuestro camping, en realidad un pequeño restaurante con terraza y mesas (en las que nos tomamos unas “Dubai”) y junto a él, un par de explanadas en las que se colocan las tiendas, nada de árboles o tejavanas que puedan proporcionar algo se sombra. Ahora bien, las vistas desde la terraza son espectaculares: montañas, palacio, llanuras al fondo, la puesta de sol,… Charlamos con cierta fluidez en inglés con el jefe, un guía de montaña de unos 55 años, que tiene una visión ciertamente pesimista pero real, de la vida. Nos informa de que EEUU ha atacado el Líbano y que, probablemente, le habrán de seguir Siria, Irán y finalmente, también Turquía. El petróleo de la zona la hace muy golosa. Él es kurdo y como tal se siente, pero está a gusto viviendo en Turquía y opina que su pueblo tiene pocas oportunidades de conseguir la independencia, tienen escasos recursos y además, son pocos y mal avenidos. Tampoco es partidario de integrarse en la Unión Europea, donde negocios como el suyo, por ejemplo, sería inviable, habiendo de atenerse a tanta norma ISO y demás controles de calidad. Tras la charla, empujando las bicicletas por una pequeña rampa, llegamos a nuestra “parcela”, justo encima del restaurante. Montamos la tienda, ducha de agua fría, colada y preparamos la cena. Javi ha cogido una buena pájara y se ha acostado mientras nosotros hacemos los preparativos. Sin más, nos comemos el arroz con starlux y nos retiramos. Hemos decidido quedarnos un día aquí y subir a un montecico cercano desde el que hay buenas vistas del Ararat. |
MIERCOLES 26/07
DOGUBAYAZIT
Turismoari eskainitako eguna, oso atsegina. Goizean, igoera labur batek Aratat mendiaren panoramika ona eskaini digu. Ishak Pasha Sarayi bisitatu eta eguna Dogubayaziten amaitu dugu. Kurdistango gaiaz eta turkiar errepresioaz luze hitz egin dugu bertako gazte batzuekin.
DOGUBAYAZIT
Turismoari eskainitako eguna, oso atsegina. Goizean, igoera labur batek Aratat mendiaren panoramika ona eskaini digu. Ishak Pasha Sarayi bisitatu eta eguna Dogubayaziten amaitu dugu. Kurdistango gaiaz eta turkiar errepresioaz luze hitz egin dugu bertako gazte batzuekin.
Nos ponemos en marcha hacia el monte, dejamos atrás un poblado nómada en el que los críos nos salen al paso pidiendo dinero mientras los perros, afortunadamente bien amarrados, ladran como posesos. Alcanzamos sin mayor novedad ni dificultad la cercana cumbre, desde la que, en efecto, hay una buena vista del monte Ararat, con más nieve (y hielo, a juzgar por el brillo que se adivina con los prismáticos) de la que esperábamos encontrar. El aire sopla con fuerza, así que bajamos, tenemos intención de visitar el Ishak Pasha Sarayi, que resulta estar bastante bien conservado. Pasamos un rato agradable, hay pocos turistas, turcos la mayoría de ellos. Cuando salimos es ya la hora de comer y nos decidimos por un kebab en el restaurante del camping. Nos hemos informado de que el bus a Dogubayazit se coge frente al palacio; más complicado resulta saber el horario, más anárquico, pero a las 3:30 ya estamos embarcados en él. Nos cuesta 1YTL y aunque el conductor pretende pactar también la vuelta, preferimos no comprometernos. Ya en Dogubayazit, en un ciber-café, mientras Ainhoa consulta su correo, el resto tomamos un té plácidamente sentados. Después, cambiamos dinero, hacemos alguna compra, y nos dedicamos a deambular tranquilamente por el pueblo. Nos topamos con una tienda de material de montaña y entramos a curiosear. Cuando nos disponemos a marchar, nos invitan a unos tés y nos acomodamos, pues de nuevo vamos a poder pasar un agradable rato de charla, deporte nacional por estos lares. Hablamos sobre la situación del Kurdistan, de cómo la guerra les afectó en esta misma ciudad especialmente en los años 91 y 92, impidiéndoles salir a la calle por miedo al fuego cruzado. Carecían de carnet de identidad, estaban obligados a ingresar en el ejército. Dogubayazit es la cuarta plaza militar en importancia de Turquía, lo cual explica la cantidad de tanques que vimos ayer. Nos dicen también que en las zonas rurales el índice de analfabetismo es muy elevado, pues muchos padres se niegan a enviar a sus hijos a escuelas turcas. Ali Kan, el joven que nos cuentas todo esto, es guía de montaña. Trabaja con el encargado de nuestro camping llevando turistas al Ararat. Nos recomienda una visita a Irán, país de gran belleza y además, barato. Tras un té de naranja verde y con recomendación de un restaurante, nos despedimos y nos vamos a cenar. Acertamos de pleno, se cena muy bien. A la salida, nos espera el dueño del camping que, en un viejo R-12, nos deja a la puerta de “casa”. Aprovechamos para pagarle (51YTL, estancia y comida, no nos cobra el servicio de taxi). Hace viento arriba, hoy nos va a costar conciliar el sueño. |