SABADO 30/07
16ª ETAPA: BEYSEHIR – AHIRLI
(78km/4h 15min)
Ekaitzetan amaitu da eguna, Mendi ertaineko etapa, bihartik aurrera, mendi osoari bide emango diona.
16ª ETAPA: BEYSEHIR – AHIRLI
(78km/4h 15min)
Ekaitzetan amaitu da eguna, Mendi ertaineko etapa, bihartik aurrera, mendi osoari bide emango diona.
Para las 8 ya estamos en marcha y en media hora ya estamos en Beysehir, en busca de un banco. No abren hasta las 9, nos queda algo menos de 4.000 pelillas y decidimos esperar hasta el lunes, no nos apetece pagar la comisión por sacar dinero con la VISA. Salimos dirección Seydisehir por una carretera general, ancha, pero con poco tráfico. A un lado, enebros y al otro, pinos, es bastante llana, con suaves toboganes, lo cual nos permite pedalear a buen ritmo. Nos reencontramos con las montañas, seguimos dirección Bozkir, es un día de fuerte calor. Hemos dejado atrás los montes y nos rodean los campos de cereal, no hay sombras ni tampoco fuentes. El cielo va tomando un tono gris oscuro que no anuncia nada bueno. A unos 15km de Bozkir, con casi 80 en las piernas, nos topamos con un área de picnic, pero no hay agua. La encontramos un poco más adelante, a un kilómetro de tomar el desvío hacia Ahirli. Volvemos hacia el área de picnic para colocar la tienda. Nos instalamos bajo un manzano, colgamos la ropa para que se ventile y la ducha. Son poco más de las tres de la tarde. |
La tormenta se oye a lo lejos, pero nos da tiempo para la ducha y justo, justo, para preparar la cena (arroz con carne), que tenemos que comer protegidos del agua, en la tienda. La de hoy ha sido una etapa de transición hacia la montaña, que empieza mañana.
DOMINGO 31/07
17ª ETAPA: AHIRLI – HADIM
(64km/4h 40 min)
Izan ere, etapa menditsua da gaurkoa, eta beharrezkoa da atseden hartzea. Kilometroak eta beroa handituz doaz. Hadim, xarmarik gabe bada ere, herri perfektua da parentesi horretarako.
17ª ETAPA: AHIRLI – HADIM
(64km/4h 40 min)
Izan ere, etapa menditsua da gaurkoa, eta beharrezkoa da atseden hartzea. Kilometroak eta beroa handituz doaz. Hadim, xarmarik gabe bada ere, herri perfektua da parentesi horretarako.
Nos levantamos a las 6:30. La tormenta no fue larga, pero la tienda está húmeda. Salimos cuesta arriba, preludio de lo que va a ser la etapa de hoy. En Bozkir, más grande de lo que pensábamos, rápidamente buscamos un súper en el que aprovisionarnos . Inmediatamente nos ofrecen un té, que tomamos en una desvencijadas sillitas de madera que colocan junto al mostrador de los lácteos. Esta foto no se puede perdonar. Nos despedimos de los amables tenderos y dejamos Bozkir para enfrentarnos a la 1ª rampa y a la 2ª y... cuando acabamos el puerto, la camiseta se pega al cuerpo. En Üçpinar paramos a coger agua. Es domingo, las teterías que hay junto a la carretera están llenas de paisanos que nos miran, curiosos. La carretera parece querer darnos un respiro, descendiendo hacia el fondo de un valle, por el que discurre, paralela al río. Es una vereda verde y fresca, con chopos. No es hasta Korualan cuando nos topamos con la fatídica señal: rampa a lo largo de 6km... y ¡vaya rampa! Se han formado nubes de tormenta y gracias a ellas hemos podido subir sin deshidratarnos (además de los ánimos en forma de bocinazos de los coches con los que nos hemos cruzado). Comienza al fin el descenso que nos ha de llevar hasta Hadim. A la entrada localizamos un banco, pero lo de encontrar alojamiento se antoja más complicadillo. Sin embargo, cuando falta poco para abandonar el pueblo, vemos un cartel de hotel que, siendo hoy el día de las cuestas, no podía estar en otro lugar excepto en lo más alto del pueblo. Hacia allí nos encaminamos, hacia un hotel que resulta ser municipal, justo en frente del cuartel de la Jandarma. Está cerrado, pero el soldado de guardia nos dice que esperemos, que no tardará en aparecer el encargado Lo hacemos a la sombra de un ciprés del jardín y efectivamente, al poco rato, jadeante, por una senda, llega el conserje. No habla inglés, pero es sencillo lo que queremos y es más de lo que esperábamos lo que nos ofrece, una amplia habitación, con baño por 20YTL. El único problema es que debe haber restricciones de agua y aunque son poco más de las tres de la tarde, no dispondremos de agua hasta las seis, más o menos. Hemos decidido descansar mañana, pues los kilómetros y los puertos se van sumando y no hemos parado desde Salda Gölü. El puerto de hoy tenía 1890 metros y nos esperan otros dos parecidos, de 1850 y 1750. El agua llega con bastante puntualidad, pero muy fría; a pesar de todo, nos hemos duchado. Buscamos dónde cenar, encontraremos un lokanta y en él, nadie salvo un paisano que, sentado, pica un buen montón de berenjenas. Preguntado por el menú, nos suelta una larga parrafada en turco y a la vista de nuestra expresión, opta por hacernos pasar a la cocina para mostrarnos unos grandes pucheros con alubia blanca, garbanzos, pollo en salsa y arroz blanco. Excepto garbanzos, pedimos de todo, más ensalada. Resulta muy bien, es comida casera y nos sale 9YTL. Las reservas federales van descendiendo, sólo nos quedan otros 13 “kilos”, más que suficiente para un helado de postre. De vuelta al hotel, cuesta arriba, caemos en la cuenta del cansancio que acumulamos, de hecho, son tan sólo las nueve y diez cuando nos acostamos. |
LUNES 1/08
HADIM
Esperientzia bizia Turkiako banku batean, ea hurrengoan sistema hobezen dugun. Atseden-eguna, bestalde, terrazan te bat dastatzeko, paseatzeko,... Hadim leku lasaia da, ez dut uste turismoa maiz ikusiko dutenik. Eguraldia ezegonkorra da mendian, ekaitz-hodeiak erraz sortzen dira.
HADIM
Esperientzia bizia Turkiako banku batean, ea hurrengoan sistema hobezen dugun. Atseden-eguna, bestalde, terrazan te bat dastatzeko, paseatzeko,... Hadim leku lasaia da, ez dut uste turismoa maiz ikusiko dutenik. Eguraldia ezegonkorra da mendian, ekaitz-hodeiak erraz sortzen dira.
No nos hemos enterado de la llamada a la oración, pero la falta de persianas hace que nos levantemos a la hora habitual, es decir, a las 6:30. Ante nosotros se presenta una larga jornada de descanso. Hacemos tiempo hasta la hora de apertura del banco y cuando llegamos, aunque aún está cerrado, la gente ya hace cola fuera. Nos dejan pasar un poco antes, pero hasta las 9 no comienzan a atender y resulta ser un caos, no hay colas, ni números, ni nada parecido, los clientes se (nos) agolpan en el mostrador y parece ser que quien más alarga el brazo tiene prioridad para ser atendido. Por supuesto, los hombres siempre delante de las mujeres, quienes aprovechan las sillas del fondo para mantener una animada conversación. En un momento de especial barullo, uno de los cuatro hombres que atiende las ventanillas abandona su puesto y se dirige hacia ellas para recriminarles el follón que se está montando. Nosotros, mientras, intentamos comprender el funcionamiento del banco, hasta que vemos que se trata de dejar la libreta en el mostrador, delante de las narices del empleado, para que así él haga la gestión. Son las 9:30 cuando salimos con los dineros que sacan de una vieja caja fuerte.
Emprendemos ahora la búsqueda de un lugar para desayunar, cosa nada fácil, pues los restaurantes no abren hasta las 12. Encontramos al fin una especie de cafetería con el menú en turco en el exterior. Gracias al diccionario (la mejor adquisición después del depósito/ducha) sabemos que sirven algo parecido a una pizza y eso nos comemos, una pequeña más unas tostadas. De aquí nos acercamos a un “çay bahçesi”, un jardín de té, traducido literalmente, que no es sino una terraza con mesas, de propiedad municipal, en la que los hombres (difícil es ver una mujer) pasan largas horas tomando té, charlando o entretenidos con juegos de mesa. Aplicando aquello de “allá donde fueres, haz lo que vieres”, pasamos dos tranquilas horas sentados, observando el pueblo y sus gentes. Los hombres cubren su cabeza con unos gorros similares a los que se usan en Marruecos y las mujeres, en su mayoría, visten largas faldas y blusas de manga larga, además de cubrirse la cabeza con pañuelos. Incluso las niñas visten así. Vemos también a varios críos con el Corán entre sus manos.
Hacia las 12:30 volvemos al hotel, ahora hay agua y aprovechamos para lavar algo de ropa. Cuando decidimos ir a comer nos encontramos con la puerta principal cerrada con llave y nadie a quien poder pedir que la abra. Probamos todas las puertas y salidas posibles, la terraza está demasiado alta y no nos queda más remedio que prepararnos unos espaguetis con berenjenas de lata. Lo cierto es que el paisano, sin quererlo, nos ha hecho un favor, porque en pocos minutos se ha desencadenado una fuerte tormenta acompañada de viento que nos hubiese pillado de camino. Hacia las 5:30, con la puerta ya abierta y el sol brillando en lo alto, salimos a dar un paseo hasta un pueblecillo que hay carretera arriba. De vuelta en Hadim, repetimos lokanta. Hoy toca berenjenas con cordero, vainas con arroz, ensalada y decidimos probar unos dulces de coco, demasiado dulces y con poco sabor. Todo ello por 11YTL. Ya en la habitación, no hay agua y la luz ha vuelto a marcharse, hay tormenta otra vez. Se nota que estamos en la montaña, donde seguiremos también mañana.
Emprendemos ahora la búsqueda de un lugar para desayunar, cosa nada fácil, pues los restaurantes no abren hasta las 12. Encontramos al fin una especie de cafetería con el menú en turco en el exterior. Gracias al diccionario (la mejor adquisición después del depósito/ducha) sabemos que sirven algo parecido a una pizza y eso nos comemos, una pequeña más unas tostadas. De aquí nos acercamos a un “çay bahçesi”, un jardín de té, traducido literalmente, que no es sino una terraza con mesas, de propiedad municipal, en la que los hombres (difícil es ver una mujer) pasan largas horas tomando té, charlando o entretenidos con juegos de mesa. Aplicando aquello de “allá donde fueres, haz lo que vieres”, pasamos dos tranquilas horas sentados, observando el pueblo y sus gentes. Los hombres cubren su cabeza con unos gorros similares a los que se usan en Marruecos y las mujeres, en su mayoría, visten largas faldas y blusas de manga larga, además de cubrirse la cabeza con pañuelos. Incluso las niñas visten así. Vemos también a varios críos con el Corán entre sus manos.
Hacia las 12:30 volvemos al hotel, ahora hay agua y aprovechamos para lavar algo de ropa. Cuando decidimos ir a comer nos encontramos con la puerta principal cerrada con llave y nadie a quien poder pedir que la abra. Probamos todas las puertas y salidas posibles, la terraza está demasiado alta y no nos queda más remedio que prepararnos unos espaguetis con berenjenas de lata. Lo cierto es que el paisano, sin quererlo, nos ha hecho un favor, porque en pocos minutos se ha desencadenado una fuerte tormenta acompañada de viento que nos hubiese pillado de camino. Hacia las 5:30, con la puerta ya abierta y el sol brillando en lo alto, salimos a dar un paseo hasta un pueblecillo que hay carretera arriba. De vuelta en Hadim, repetimos lokanta. Hoy toca berenjenas con cordero, vainas con arroz, ensalada y decidimos probar unos dulces de coco, demasiado dulces y con poco sabor. Todo ello por 11YTL. Ya en la habitación, no hay agua y la luz ha vuelto a marcharse, hay tormenta otra vez. Se nota que estamos en la montaña, donde seguiremos también mañana.