VIERNES 22/07 9ª ETAPA: PAMUKKALE – GÜNEY (a 7km) (77km/5h 05min) Beroak bere horretan dirau, hori ez da berria. Etapare lehen zatian, Antalyarekin lotzen duen errepidetik irten arte, trafiko handia dago, lasaitu egiten da gero, zorionez. Mendate baten amaieran, iturri batek eta zuhaitz hostotsu batzuek kanpatzeko leku ezin hobea eskaini digute. Txakurren oldarkortasunaren lehen berriak izan ditugu, espero dugu txakurren uxagailua erabili behar ez izatea. |
Nos despierta la llamada a la oración desde la cercana mezquita, por lo que a las 7 estamos levantados y a las 8.30 ya pedaleamos, cuesta abajo, hacia Denizli, una gran ciudad que hemos de circunvalar. Un ciclista local nos da algunas indicaciones del puerto que ahora nos toca, no muy duro al parecer, con algunos descansos y con abundante agua de las montañas. El único problema pueden ser los perros, que a él le han mordido una vez (de esto me entero cuando ya estamos bajando, casi mejor).
Estamos en la vía principal hacia Antalya, por lo que hay bastante tráfico. Hace calor y la subida se ha hecho larga, han sido cerca de 15km pero el descenso hasta Serinhisar es rápido, en picado. El lugar es muy bonito, pero la luz es mala. Serinhisar nos recibe con un precioso mercado de fruta y verdura en el que nos hacemos con las cerezas más grandes que he visto en tiempos y con unos melocotones, ricos también. Retomamos la marcha hacia las 14:30. Alguna nube dispersa nos regala breves períodos de sombra. Transcurridos unos 10km, abandonamos la carretera de Antalya y encaramos una carretera que llevará hacia las montañas. El cuenta marca 70km, es decir, que es momento de ir buscando un lugar en el que poner la tienda. Paramos en una fuente a la sombra de un frondoso árbol, hace aire y se está muy a gusto. Hemos echado el ojo a un sitio majo para acampar, pero aún es pronto, pega el sol con fuerza y sería un poco descarado instalarnos ahora. Nos visitan dos pastores, el primero con un par de perros con los que pruebo el “ahuyenta-perros”: parece que funciona, el chucho baja la cabeza y se queda quieto. El segundo pastor nos dice que Güney queda a 20km, pero nosotros sabemos que está más cerca. Se aleja con sus cabras y podemos verle bailar al ritmo de la música que sale de su transistor. Las cabras se acercan a beber agua y nos miran, confiadas, con sus pupilas horizontales. Cuando el sol está más bajo decidimos acercarnos al lugar elegido para pasar la noche. Al de un rato, aparece el segundo de los pastores, por gestos le hago entender cuál es nuestra intención y creo entenderle que si tenemos algún problema, él está por allí cerca, en el monte. Es un tipo muy majo. Nos instalamos, al fin, tras unos matorrales que nos ocultan bastante bien. Estamos hambrientos y cenamos arroz y espaguetis. También estamos cansados. El “Relec” parece que funciona y hoy es Javi quien padece a los mosquitos. |
SABADO 23/07
10ª ETAPA: GÜNEY (a 7km) – SALDA GÖLÜ
(23km/1h 35min)
Oso egun laburra, argi geneuen Gölu lakuaren ur gardenetan amaitu behar zela. "Standard" turismo pixka bat merezi genuen.
10ª ETAPA: GÜNEY (a 7km) – SALDA GÖLÜ
(23km/1h 35min)
Oso egun laburra, argi geneuen Gölu lakuaren ur gardenetan amaitu behar zela. "Standard" turismo pixka bat merezi genuen.
Serán cerca de las 8:30 cuando pedaleamos con la fresca de la mañana, dejamos atrás Güney sin parar y entramos en la subida al puerto que viene indicado en el mapa. Es una ascensión muy suave y coronamos sin apenas despeinarnos. Desde arriba se puede ver Salda Gölü, nuestro destino para hoy. Tras un breve descenso, entramos hacia la zona de acampada que indica una gran señal. El joven de la cabina de entrada nos dice que debemos hablar con un tal Yunu, tras lo cual le pagamos 1,5YTL que dan derecho al baño. En el bar, hablamos con Yunu en un inglés no perfecto, pero suficiente para entendernos. Nos da el precio, 500TL por día, que nos parece muy ajustado. El bar tiene precio turista, pero en la terraza se está francamente bien, con vistas al lago.
Colocamos la tienda en primera fila. La arena es fina y blanca, el agua azul, limpísima. Es un sitio muy tranquilo al que poco a poco se va acercando más gente, pero sin llegar a agobiar nunca. Entre baños de agua y sol pasamos la mañana.
A media tarde, nos preparamos para acercarnos a Yesilova en bici. Es un bonito recorrido junto a lago, en el que descubrimos más zonas de acampada. La luz también acompaña. El pueblo, sin embargo, no tiene nada especial. Nos aprovisionamos en un súper bien surtido. Buscábamos crema para el sol, pero eso tiene que ser en la farmacia.
El presupuesto anda un poco justo, sólo nos quedan alrededor de 3000 ptas y mañana es domingo. El banco está cerrado y hemos de recurrir al cajero. Era nuestra intención sacar 25.000 pero por un error con los ceros, que son muchos con la moneda local, nos liamos y sacamos sólo 2.500. Repetimos la operación, correctamente esta vez y hemos de resignarnos y dejar doble comisión a VISA.
De regreso al camping paramos en un restaurante que nos han recomendado. Tomamos un refresco en una terraza sobre el lago y le pedimos la carta. Nos convence la oferta y le decimos que vendremos sobre las 9 a cenar. Breve despedida y volvemos al camping para dejar las compras, darnos una ducha y regresar, andando ahora, al restaurante.
Anochece ya cuando nos sentamos a cenar. Pedimos dos truchas, meat-balls y ensalada. De postre, abundante sandía que nos regalan y té. Todo, por 1.900 pelillas, 2.000 con la propina, que es muy majo el camarero. Volvemos con el frontal por la carretera y resulta incómodo, hay bastante tráfico y los coches no cambian las luces. Estamos en la tienda prontito, hacia las 22:30 y hay aún mucho movimiento. Junto a nosotros se han instalado 8 personas, 4 adultos y 4 niños; han llegado en furgoneta, ocupan las dos mesas cercanas y extienden una gran alfombra que les servirá de comedor. Contamos con que no nos den mucha guerra esta noche.
A media tarde, nos preparamos para acercarnos a Yesilova en bici. Es un bonito recorrido junto a lago, en el que descubrimos más zonas de acampada. La luz también acompaña. El pueblo, sin embargo, no tiene nada especial. Nos aprovisionamos en un súper bien surtido. Buscábamos crema para el sol, pero eso tiene que ser en la farmacia.
El presupuesto anda un poco justo, sólo nos quedan alrededor de 3000 ptas y mañana es domingo. El banco está cerrado y hemos de recurrir al cajero. Era nuestra intención sacar 25.000 pero por un error con los ceros, que son muchos con la moneda local, nos liamos y sacamos sólo 2.500. Repetimos la operación, correctamente esta vez y hemos de resignarnos y dejar doble comisión a VISA.
De regreso al camping paramos en un restaurante que nos han recomendado. Tomamos un refresco en una terraza sobre el lago y le pedimos la carta. Nos convence la oferta y le decimos que vendremos sobre las 9 a cenar. Breve despedida y volvemos al camping para dejar las compras, darnos una ducha y regresar, andando ahora, al restaurante.
Anochece ya cuando nos sentamos a cenar. Pedimos dos truchas, meat-balls y ensalada. De postre, abundante sandía que nos regalan y té. Todo, por 1.900 pelillas, 2.000 con la propina, que es muy majo el camarero. Volvemos con el frontal por la carretera y resulta incómodo, hay bastante tráfico y los coches no cambian las luces. Estamos en la tienda prontito, hacia las 22:30 y hay aún mucho movimiento. Junto a nosotros se han instalado 8 personas, 4 adultos y 4 niños; han llegado en furgoneta, ocupan las dos mesas cercanas y extienden una gran alfombra que les servirá de comedor. Contamos con que no nos den mucha guerra esta noche.
DOMINGO 24/07
SALDA GÖLÜ
Atseden eguna: eguzkia, hondartza eta jatetxeko menua. Baina hankek aktibitatea eskatzen digute, ez dakigu geldirik egoten. Turkiako bizimodu eta ohiturez blaitzen jarraitzen dugu, oso erraza da herrialde honetan zehar bidaiatzea.
Nos levantamos a eso de las 7; prisa, no tenemos, pero nos apetece desayunar tranquilos al reconfortante sol de la mañana.
El camping es algo caótico y ruidoso. Las duchas son de agua fría, de ésas que hay en las playas, en la arena. La mayor parte de las tiendas son grandes, familiares, pero de las antiguas, sin habitaciones. En muchas se pueden ver las parabólicas e incluso neveras; el “electrodoméstico” estándar es, sin embargo, la barbacoa, que alimentan con madera de pino. Llama la atención ver a algunas mujeres bañarse cubiertas de pies a cabeza; otras, más osadas, visten bañadores con falda y sólo las chicas más jóvenes emplean bañadores “normales”. Ellos, sin embargo, lucen bañadores cortos, aunque no se deciden aún por la “braga submarina”. Así están las cosas.
Hacemos una auténtica jornada de descanso a base de playa y baño, mientras estudiamos los números en turco, hasta el 19. Hemos decidido comer en el restaurante en el que cenamos ayer, nos comentaron que hay self-service y la idea nos convence. Recurrimos a la bici y en cinco minutos estamos ya a la mesa, atendidos por el mismo camarero de ayer noche. Nos enseña las opciones que tenemos: en caliente, pescado, espaguetis, vainas, berenjenas rellenas, garbanzos y arroz; para acompañar, ensalada rusa con guisantes duros y berenjenas fritas o con salsa de tomate. Todo de batalla y con cierto exceso de aceite, pero el menú cuesta 500pts. Como yo estoy entrenada en comedor escolar, me como todo sin rechistar y Javi sólo deja los garbanzos que, a pesar de su excelente aspecto, pueden ser empleados como arma arrojadiza. Las vainas, sin embargo, están ricas. De postre, sandía, albérchigos y ciruelas verdes. Los platos se acompañan casi siempre con pasta o arroz y verduras. Lo cierto es que la huerta de Turquía es amplia, hemos visto berenjenas, vainas, tomates, calabacín, pepino, café, algodón, tabaco… y frutales de todo tipo.
SALDA GÖLÜ
Atseden eguna: eguzkia, hondartza eta jatetxeko menua. Baina hankek aktibitatea eskatzen digute, ez dakigu geldirik egoten. Turkiako bizimodu eta ohiturez blaitzen jarraitzen dugu, oso erraza da herrialde honetan zehar bidaiatzea.
Nos levantamos a eso de las 7; prisa, no tenemos, pero nos apetece desayunar tranquilos al reconfortante sol de la mañana.
El camping es algo caótico y ruidoso. Las duchas son de agua fría, de ésas que hay en las playas, en la arena. La mayor parte de las tiendas son grandes, familiares, pero de las antiguas, sin habitaciones. En muchas se pueden ver las parabólicas e incluso neveras; el “electrodoméstico” estándar es, sin embargo, la barbacoa, que alimentan con madera de pino. Llama la atención ver a algunas mujeres bañarse cubiertas de pies a cabeza; otras, más osadas, visten bañadores con falda y sólo las chicas más jóvenes emplean bañadores “normales”. Ellos, sin embargo, lucen bañadores cortos, aunque no se deciden aún por la “braga submarina”. Así están las cosas.
Hacemos una auténtica jornada de descanso a base de playa y baño, mientras estudiamos los números en turco, hasta el 19. Hemos decidido comer en el restaurante en el que cenamos ayer, nos comentaron que hay self-service y la idea nos convence. Recurrimos a la bici y en cinco minutos estamos ya a la mesa, atendidos por el mismo camarero de ayer noche. Nos enseña las opciones que tenemos: en caliente, pescado, espaguetis, vainas, berenjenas rellenas, garbanzos y arroz; para acompañar, ensalada rusa con guisantes duros y berenjenas fritas o con salsa de tomate. Todo de batalla y con cierto exceso de aceite, pero el menú cuesta 500pts. Como yo estoy entrenada en comedor escolar, me como todo sin rechistar y Javi sólo deja los garbanzos que, a pesar de su excelente aspecto, pueden ser empleados como arma arrojadiza. Las vainas, sin embargo, están ricas. De postre, sandía, albérchigos y ciruelas verdes. Los platos se acompañan casi siempre con pasta o arroz y verduras. Lo cierto es que la huerta de Turquía es amplia, hemos visto berenjenas, vainas, tomates, calabacín, pepino, café, algodón, tabaco… y frutales de todo tipo.
Regresamos al camping, donde sesteamos mecidos por una suave brisa. El paraíso no está mal, pero la inactividad nos cansa, de nuevo tenemos ganas de pedalear. Los vecinos nos ofrecen té, que aceptamos agradecidos y más tarde pan. A cambio, regalo al crío un paquete de galletas que no parece demasiado dispuesto a compartir con su hermana. De noche ya, preparamos una ligera cena con el bote de verduras que compramos ayer y un refrito de ajos. Mientras peleamos por cazar los guisantes, otro vecino se nos acerca ofreciéndonos dos mazorcas de maíz asadas, buenísimas. Esta gente no deja de sorprendernos. |