SÁBADO 3/04 7ª ETAPA: IGHERM – AIT ABDALLAH (63km/4h 40min) Gaurko eguna ere gogorra suertatu zaigu, uste baino gogorragoa. Ighermeko 1700 metroetatik Tafraouteko 1000etara ailegatzeko, jaitsi beharko, ezta? Ba... ez, horren argi ez dagoela dirudi, gora eta behera ibili gara behin eta berriro. Egia da igoerak ez direla atzoko bezalakoak (34. kilometroan izan ezik, non kilometro hilgarri bat dugun zain) , baina bai dira luzeak, luzeegiak inoiz. Etapa hau eroso egiteko, behar beharrezkoa da uraz ondo horniturik ateratzea. Ayer tuve que reparar pinchazos en mis dos ruedas. Esta mañana les ha tocado el turno a las de Marta y, desgraciadamente, de nuevo a la mía trasera. Perdemos la cuenta del número de pinchazos, comienzo a arrepentirme de haber regalado dos parches el otro día. Tenemos las cubiertas llenas de diminutos pinchos, probablemente los “cargamos” al acampar la noche anterior. Son las 10:30 ya cuando acabamos con las reparaciones, hemos estado dos horas “jo ta ke”. La próxima vez habrá que poner una cámara vieja en el interior para protegerse algo de estos molestos pinchazos. El paisaje en la primera mitad del recorrido es ondulado y desértico, los campos están cubiertos de piedras, la única vegetación aparte de algún almendro disperso, son las vistosas y coloreadas flores de los márgenes de la carretera y la poca hierba que se mantiene aún. En la carretera, muy tranquila, nos cruzamos con bastantes autocaravanas y 4x4 en excursión organizada. Cambia después el paisaje, se hace más abrupto, lo cual se nota en el perfil de la etapa. Queda atrás algún resto de kashbah, algún pueblo semi derruido y poca cosa más. Aparte de un chiringuito en Tagragra, a 22km de Igherm, sólo hemos conseguido agua en un pozo en Tiguermine. A partir de aquí, con 5 litros de agua atrás, el camino se ha endurecido. Hay además un puerto, no fuerte pero sí demasiado largo, que a punto ha estado de acabar conmigo. Al fin, un paisano nos dice que estamos a tan sólo 2km de Ait Abdallah y así es, a las 16:30 encontramos una “tasca” en la que tomamos té, descansamos y compramos agua y unos bollos. Al de un rato, reanudamos la marcha en busca de un lugar en el que acampar. No es muy discreto, a estas horas, seguramente ya sabrán en Tafroute que estamos de camino. Una ducha, la cena y ya ha oscurecido cuando tomamos el té. Y malas noticias, Marta ha vuelto a pinchar la rueda trasera, a pesar de que nos hemos aproximado desmontados e intentando esquivar cualquier planta sospechosa. DOMINGO 4/04 8ª ETAPA: AIT ABDALLAH – TAFRAOUTE (34km/2h 15min) Ezkerretik jaiki gara, lau gurpiletatik hiru, zulatuta. Nirea eta Martaren atzekoak konpondu behar izan ditugu (Martaren aurrekoak, oso haize gutxi galdu du, puztuarekin nahiko). Dirudienez, 24 kilometro baino ez daude Tafraouteraino, hortaz, lasaitasunez hartu dugu eguna. 34 izango dira, ordea eta beste zulaketa bat ahaztuta, oso etapa polita burutu dugu, Tizi-Mlil mendatea ikustekoa da, inguratzen gaituen paisaiak Cazorla Mendilerroarena ekartzen digu burura: zuhaitzak tartekatzen dira mendi magaletan, basolibondoak dirudite; mezkitek hartu diete lekukoa elizei eta bailararen hondoan, palmondoak nonahi. Tafrouteraino jaitsiera, gozamena. Son las 9:30 cuando salimos, aunque llevamos “en danza” desde antes de las 7. Por precaución, llevamos las bicicletas a pulso hasta la carretera. Empezamos tal y como lo dejamos, bajando y subiendo algunas rampas ya de cierto pelo. Los conductores y, en especial, los camioneros, que saludan con entusiasmo, nos respetan bastante, haciéndose a un lado cuando la carretera se estrecha. En un descenso, mi bicicleta “culea”: ¡¡horror, he vuelto a pinchar!! Estamos a 10km de Tafraoute, así que confío en poder llegar inflando la rueda cuando haga falta. Pero, desgraciadamente, además de perder aire con demasiada rapidez, tras una fuerte subida que acaba en el cruce Tiznit-Agadir, un cartel anuncia que aún quedan 21km a Tafraoute. Y llegamos así al punto que buscábamos, el paso del Tizi-Mlil, un puerto impresionante en el que se descienden finalmente los 700m de desnivel que nos faltaban. No tengo más remedio que reparar el pinchazo. Hay una primera zona de descenso, hasta un collado en el que, desde donde estamos, parece que desaparece la carretera en el vacío. Con 8km de bajada, paramos en un hotel-restaurante a comer algo y se cumple aquello de que “hasta un reloj parado da la hora correcta una vez al día”: son las 12:40 en mi reloj y en el de pared, sin pilas, del comedor. Nos quedan otros 8km más de bajada, más suave ahora, hasta que la carretera cambia bruscamente de dirección, a falta de 4 para el final. Hasta este punto, desde que hemos salido esta mañana, la carretera está en bastante mal estado. Sólo estos últimos 4km se salvan de la quema. Entramos en Tafraoute con bochorno, en la plaza localizamos el “Aubergue Les Amis”. El chico encargado nos invita a verlo. Nos convencen sus 150dh por la habitación doble y sus baños, compartidos pero limpios, como todo el albergue, en general. Estamos cansados, barajamos la posibilidad de hacer aquí una parada biológica. Necesitamos hacernos con parches y alguna cámara de repuesto. Una de las usadas la partimos por la mitad, para meterla como protección. El amable recepcionista nos acompaña hasta un taller, pero está cerrado. Dando un paseo, nos acercamos al “Hotel Les Almondiers”, en lo alto de la ciudad, recomendado por su cocina. No nos es fácil dar con el sendero correcto, son varias las opciones entre casas en ruinas y basuras desperdigadas (la ciudad entera, para ser tan turística, está bastante sucia, una constante en este país). El hotel (su restaurante, más bien) no nos convence, cenaremos en el pueblo. |
Abajo de nuevo, compramos varios parches a dh/unidad y una cámara de válvula estrecha por 30dh. De vuelta en el albergue, el recepcionista nos recomienda el restaurante “Kashbah” y que probemos un plato llamado ”kalia”. El “maitre” nos recibe hablando castellano, lo cual nos hace sospechar que estaba avisado de nuestra llegada. Elegimos ensalada marroquí (pimiento verde, cebolla, tomate, especias varias), nada del otro jueves; tortilla bereber (el huevo se les ha quemado en la tallinera), nada del otro jueves; tajín de pollo con limón y aceitunas, rico y “kalia”, consistente en trozos de carne sin sabor, con verduras y huevo (nada del otro jueves, de nuevo); de postre, naranja con algo dulce y canela. El menú sale a 90dh/cabeza más otros 10 por la botella de agua. El encargado entabla conversación, pero sin demasiado interés, buscando la ocasión de recomendarnos visitar su otro negocio. “La maison du troc” (La casa del trueque). Sí, sí, iremos sin falta.
Tenemos ya decidido descansar un día aquí. Daremos una vuelta por las cercanías, por aquello del “descanso activo”. Ahora, paseamos la escasa cena (no por cantidad, sino por calidad) y nos retiramos. Son las 22:30.
Tenemos ya decidido descansar un día aquí. Daremos una vuelta por las cercanías, por aquello del “descanso activo”. Ahora, paseamos la escasa cena (no por cantidad, sino por calidad) y nos retiramos. Son las 22:30.
LUNES 5/04 TAFRAOUTE Gaur, txango labur bat egingo dugu “harri margotuak” eta bidean, “Napoleónaren hatzamarra eta kapela” izeneko harri bitxiak ikusteko. Egunaren gainerakoa, paseoan emango dugu, lasai asko, Tafraouten. Para las 6:30 ya estamos en danza. Lo primero, hacer una revisión a las bicis (novedad, hoy no hay pinchazos). Después, desayunamos en “L’Etoile d’Agadir. El chico del albergue nos da las indicaciones oportunas para la excursión (a las que no prestamos demasiada atención, dicho sea de paso) y con una botella de agua, pan, bonito y los quesitos que han sobrado del desayuno, nos ponemos en marcha. La luz es hoy algo menos mala. A unos tres kilómetros, pasamos junto al supuesto “dedo/sombrero”, un gran bloque de granito que bonito, sí que es, pero que, la verdad, no recuerda demasiado “ni lo juno ni lo jotro”. El paisaje que nos rodea así es, bloques de granito de diferente tamaño y formas caprichosas. 3 ó 4km más adelante, junto a dos de esos grandes bloques, parte una pista a la derecha que decidimos seguir. No está muy claro el camino, pero aquí, todos ellos conducen a las piedras pintadas. Llegado a ellas, resultan no ser gran cosa, sólo una bomberada de un “artista” belga quien, en 1985, tuvo la genial idea de pintar de azul, rosa y otro tono indefinido, grandes bloques de granito en el centro de este paisaje semidesértico que nos rodea. A medida que nos acercamos, se oyen voces, más nítidas cada vez. Identificamos su procedencia cuando estamos más cerca de la “obra”: 3 ó 4 personas, se afanan en dar de nuevo color a la roca. Suben a ellas por unas largas escaleras, “sujetas” con una cuerda por dos currelas, abajo uno y arriba, otro. El pintor, pistola en mano, colorea (hoy, es el turno de las azules). Tanto él, como su ropa y la escalera, llevan su correspondiente mano de pintura, de forma que se mimetizan perfectamente con el fondo. Bueno, bueno, ¡si se les ocurre acercarse a los de OSALAN…! Regresamos a Tafraout. En total, han sido poco más de 17km. Sesteamos un rato, ducha, colada y de compras. Mañana queremos salir temprano, así que desayunaremos “en casa”. Andamos cortos de espaguetis y nos animamos a comprar “cus-cus”, antes de saber cómo se prepara. De esto, nos informa el chico del albergue, según la receta de la madre: en el fondo de la “cuscusera”, se pone la verdura y/o la carne; encima, en una bandeja, se coloca el cus-cus, que se va cocinando al vapor; de vez en cuando, se rocía con un poco de agua y se amasa en el exterior, para volverlo a la olla (este proceso se repite tres veces). En total, lleva hora y media preparar un buen “cus-cus”, a saber lo que nos saldrá a nosotros. La siguiente parada es en un comercio regentado por una asociación de mujeres que elaboran de manera artesanal cremas y jabones de “argán”, una planta que, al parecer, sólo se encuentra en el Anti Atlas y en otra zona de Méjico. Producen unos frutos muy similares a las almendras, empleándose su aceite para las cremas, jabones, e incluso para amasar una especie de hogazas, de color oscuro, que sirven de alimento para el ganado. Compramos unos jabones y crema con aroma de lavanda. En una terraza con vistas tomamos té y Marta aprovecha para “robar” algunas fotos, la luz es hoy mejor. Es agradable dejar pasar el tiempo (y la gente), una de las ventajas de detenerse en los pueblos. Hoy cenamos en el restaurante “Le Marrakech”. Sacan unas olivas de entremés y, aunque tardan un rato en servir la cena, la espera merece la pena, tanto el cus-cus vegetal (40dh) como las brochetas (35dh) están muy ricos (aunque para pinchos morunos, los del “Melilla y Fez”). Sin duda, mejor elección que la de ayer. De vuelta al albergue, pagamos y nos hacemos con algo de información: son cinco las llamadas diarias a la oración, variando la hora en función de la posición del sol; y otra cosa, la hora sólo se cambia en verano. |