VIERNES 9/04
4ª ETAPA: KEFALI – PALEOCHORA
(53km/4h 05min)
Beste etapa gogor gehiago, Elafonissi eta Maniatiana hondartzen artean batez ere, Paleochorako bidean. Zati hau, hautsez beteriko eta aldapatsu bide bat baino ez da, itxuraz amaitezina gainera. Energia depositua husteko zorian izan dugu.
Amanece de nuevo un día radiante. Desde Kefali la carretera desciende en pronunciada pendiente hasta el nivel del mar, llegando un poco más tarde a unos de esos monasterios cuyo nombre no puede pronunciar (nada más y nada menos que Chryssoskalitissa). Nos calzamos las mallas no vaya a ser que nos ocurra como en Agia Triada donde, por su cortedad de mente, mayor que la de mis mallas, no nos permitieron entrar. Bajo el monasterio, una pequeña cala de aguas remansadas de color turquesa; la construcción no es gran cosa, pero sus paredes encaladas resultan de un blanco abrumador, hasta doloroso acentuado por la intensa luz del sol.
4ª ETAPA: KEFALI – PALEOCHORA
(53km/4h 05min)
Beste etapa gogor gehiago, Elafonissi eta Maniatiana hondartzen artean batez ere, Paleochorako bidean. Zati hau, hautsez beteriko eta aldapatsu bide bat baino ez da, itxuraz amaitezina gainera. Energia depositua husteko zorian izan dugu.
Amanece de nuevo un día radiante. Desde Kefali la carretera desciende en pronunciada pendiente hasta el nivel del mar, llegando un poco más tarde a unos de esos monasterios cuyo nombre no puede pronunciar (nada más y nada menos que Chryssoskalitissa). Nos calzamos las mallas no vaya a ser que nos ocurra como en Agia Triada donde, por su cortedad de mente, mayor que la de mis mallas, no nos permitieron entrar. Bajo el monasterio, una pequeña cala de aguas remansadas de color turquesa; la construcción no es gran cosa, pero sus paredes encaladas resultan de un blanco abrumador, hasta doloroso acentuado por la intensa luz del sol.
Abandonamos el monasterio dirección a la playa de Elafonissi, famosa por su belleza. La carretera acaba bruscamente y un camino de piedra le coge el relevo. Hay un barco que la comunica con Paleochora, pero sólo funciona en verano. La única vía, además de retroceder por donde hemos venido, es una empinada carretera sin asfaltar que hay que coger un poco más atrás. Allá que nos vamos. Vemos a lo lejos el serpenteante y polvoriento camino, pero hay tantas pistas que conducen a los invernaderos, que es difícil saber cuál es la buena. Deambulamos durante unos minutos, demasiados, cercanos a la desesperación; finalmente, damos con el “buen” camino, porque se empina de tal forma y el firme lo es tan poco, que hay tramos en los que debemos empujar la bicicleta, aunque no es mucho peor que ir montados. Junto a una antena, el camino desciende un poco pero es una falsa alarma, porque de nuevo se pone cuesta arriba y lo que es peor, desde donde estamos, parece que no va a acabar nunca. Llegamos a una fuente y como la pista parece no tener fin y las tripas hacen ya más ruido que las del Lazarillo, decidimos que es un buen momento para avituallarnos. Poco más adelante, en Maniatiana, por fin la pista da paso a una carretera que, en un descenso continuo de 11km, nos deja en Kountoura, otro equivalente cretense de El Ejido, una difícil comunión entre invernadero y turismo. Un cruce nos señala 3km a Paleochora por una carretera que discurre paralela al litoral que los griegos se empeñan en destrozar. El viento, como ocurre siempre en la costa, arrecia. Llegamos ya a nuestro destino de hoy, un pueblo de escaso encanto que vive cara al turismo playero. Atravesando un olivar llegamos al camping, por 8€ tenemos una bonita parcela a la sombra de un olivo y una agradable ducha que nos dulcifica el día. Se nos hace de noche mientras cenamos. En el abarrotado bar del camping, el ambiente es majo, pero nos esperan el cepillo de dientes, la seda dental y el saco de dormir. Son las 10:30, las estrellas, como cada noche, brillan perfectamente ordenadas y acunados por el sonido del mar y protegidos del viento por el olivar, nos disponemos a soñar con cuestas, ¡cómo no! |
SABADO 10/04
5ª ETAPA: PALEOCHORA – MESETA DE OMALOS
(57km/5h)
Kretan ez dago jakiterik sein izango ote den egunik gogorrena. Irla honek, 60kmkoa bere punturik zabalenean eta 2400 metrotik gorako hainbat mendirekin, ez du istant batean ere atsedenik ematen.
5ª ETAPA: PALEOCHORA – MESETA DE OMALOS
(57km/5h)
Kretan ez dago jakiterik sein izango ote den egunik gogorrena. Irla honek, 60kmkoa bere punturik zabalenean eta 2400 metrotik gorako hainbat mendirekin, ez du istant batean ere atsedenik ematen.
Queremos llegar hoy a Omalos, pero los datos sobre distancias son contradictorios: para nosotros, son cerca de 60, pero 70 u 80 para el responsable del camping. A 3km de Paleochora, en un cruce a la derecha, la carretera avisa y se empina considerablemente. Es el preludio de una etapa que nos llevará de 0 a 1400 metros en 50km. De momento, atravesamos el habitual paisaje mediterráneo de encina y olivo con un sol que tampoco hoy perdona. Dejamos atrás Rodobani, con su iglesia engalanada de banderas y su ambiente festivo que se extiende a todos los pueblos que atravesamos, en los que encontramos más gente de la habitual. En muchos de ellos, la gente se reúne para hacer la matanza del cordero, lo que parece costumbre de estas tierras en Pascua. A la salida de Rodobani dudamos entre descender a Sougia y seguir camino en ferry o cumplir con el plan previsto, decidiéndonos por esto último. Breve (demasiado) descenso y cuesta arriba llegamos a Kambanos, donde un abuelo nos desanima diciendo que aún tenemos unos 30km hasta Omalos (Javi opina que, si es así, no llegaremos hoy). En Epanochori nos dicen que sólo faltan 17km a Omalos, así que parece que el dueño del camping y el anciano estaban equivocados y que sí llegaremos a destino. Seguimos a lo nuestro, que es subir, acompañados siempre por asustadizas cabras que nos miran con cara de alucine (si en este país se señalara peligro en la carretera por animales sueltos, no cabe duda qué bicho aparecería en las señales, que hay más cabras que cretenses). Dejamos atrás Agia Irini, último pueblo que encontraremos hasta Omalos y cuando ya parecía acabarse el calvario, un nuevo cruce que desciende, pero hacia Hania y que sigue ascendiendo justo por donde tenemos que ir nosotros. Al de 3km el paisaje cambia totalmente, lo cual se agradece, pasando a ser de alta montaña, un paisaje kárstico con abundante cedro. Y nos recibe lo que creíamos que nunca iba a llegar, la meseta de Omalos, un amplio paisaje rodeado de montañas y con cuatro casitas desperdigadas. En una de ellas preguntamos por habitaciones, pero tan sólo es restaurante, aunque el hotel está a escasos dos kilómetros, al otro lado de la meseta. Cuando para allá vamos, una recogida y bonita campa nos dice que mejor vamos a quedarnos en ella, con la tienda, aunque sea sin ducha. La luz va bajando y refresca. Cenamos rodeados de un silencio sólo roto por el croar de las ranas a lo lejos. Cerca, en la montaña más alta que podemos ver, queda aún un poco de nieve. Son las 9 y las estrellas brillan en el firmamento, como cada noche, perfectamente ordenadas. |
DOMINGO 11/04
6ª ETAPA: MESETA DE OMALOS – SOUGIA
(40km/1h 55min)
Egun lasaia, aldapa behera Sougiaraino, kostaldean. Jornada tranquila, de descenso hasta Sougia, en la costa. Bidean, duatloia egiteari ekin diogu eta Agia Iriniko zintzurretan barruratu gara, oinez.
Nos hemos levantado con la espalda torcida y dolorida, pero con el pie derecho. Hoy es el primer día de Pascua, fiesta de guardar en Grecia, donde la tradición les marca que hay que comer cordero. En una mesa cercana, abuelo y nieto desayunan tranquilos. Fuera, el resto de la familia asa el cordero. La amable joven del bar nos invita al desayuno por ser fiesta. Nos despedimos agradecidos y salimos ya rumbo a Sougia.
6ª ETAPA: MESETA DE OMALOS – SOUGIA
(40km/1h 55min)
Egun lasaia, aldapa behera Sougiaraino, kostaldean. Jornada tranquila, de descenso hasta Sougia, en la costa. Bidean, duatloia egiteari ekin diogu eta Agia Iriniko zintzurretan barruratu gara, oinez.
Nos hemos levantado con la espalda torcida y dolorida, pero con el pie derecho. Hoy es el primer día de Pascua, fiesta de guardar en Grecia, donde la tradición les marca que hay que comer cordero. En una mesa cercana, abuelo y nieto desayunan tranquilos. Fuera, el resto de la familia asa el cordero. La amable joven del bar nos invita al desayuno por ser fiesta. Nos despedimos agradecidos y salimos ya rumbo a Sougia.
El comienzo de la etapa es cuesta arriba, pero pronto iniciamos un largo descenso por el camino de ayer que nos lleva hasta Agia Irini. Allí se inicia el recorrido por unas gargantas del mismo nombre, así que decidimos cambiar la bicicleta por las zapatillas. Son 7km de recorrido que Javi dice que son circulares. Al poco rato, me encuentro un billete de 5€. Bien empezamos. La temperatura es extraordinaria gracias a las nubes que mitigan la intensidad del sol. Sin embargo, a medida que nos adentramos en las gargantas, el calor se hace más insoportable y el paisaje, monótono. Sobre las 2 de la tarde llegamos al final de las gargantas, donde encontramos un bar para reponer fuerzas. El dueño nos explica que la única opción que tenemos para regresar por las bicis, si no queremos hacerlo por el mismo camino,, es andar otros 5km hasta Sougia, desde donde un autobús sale hacia Agia Irini a las 16:30. Aún son las 14:30, luego tenemos tiempo, así que nos ponemos en marcha.
Llegamos a la carretera a Sougia y hacia allá que nos vamos, haciendo dedo en dirección opuesta, por si alguien nos subiera a Agia Irini. Cuando estamos a escasos 500 metros del pueblo, un Opel Corsa verde con dos extranjeras hace caso de nuestras súplicas. A las 16:30 nos dejan finalmente junto a las bicis. Tenemos que salvar un corto repecho, pero hacia las 18:15 entramos en Sougia, un pequeño pueblo con alojamiento abundante y con restaurantes donde cenar o tomar algo, todo ello junto a una larga playa de piedra. La tarde está agradable. Una mujer nos ofrece habitación con baño por 25€ y en primera línea de playa. Tiene también una terraza que nos va a venir al pelo para el desayuno de mañana. Nos duchamos y salimos a dar una vuelta para intentar informarnos sobre el barco que nos tiene que llevar a Chora Sfakion. En un bar cercano nos cuentan que el bote sale hacia las 10 de la mañana, pero que podemos pasar a coger los billetes para las 9. Cenamos en el restaurante “Omikron”: tzatziki y berenjenas fritas para empezar, y arroz con vegetales y pizza para terminar, todo ello acompañado de un par de Heineken de medio litro. Para rebajar la cena, una copita de grappa muy suave y rico. Parece que al fin estamos de vacaciones. Hoy la suerte nos ha sonreído, aunque tal vez nunca dejó de hacerlo. Las estrellas alumbran el firmamento, como cada noche, perfectamente ordenadas. Son las 11:20 de la noche el murmullo de las olas nos llega a través de los cristales. Mañana es segundo día de Pascua. |