VIERNES 21/03 6ª ETAPA: OULMES – KHÉNIFRA (72km/4h 45min) No se oye ni una mosca por la mañana. El día está más despejado, aunque persisten las nubes. Desayunamos en el jardín, bajo una carpa de “quita y pon”, pero hace fresco. Al igual que la cena, el desayuno es un poco de batalla, pero nos sirve para salir hacia las 9 de la mañana hacia Aguelmous, a 48km de aquí. A unos 20km, nos enfrentamos a un puerto (estábamos avisados) que nos obliga a quitar capas de ropa, hasta quedarnos tan sólo con las térmicas. El recorrido compensa, es muy bonito y tranquilo, tan sólo circulan ocasionalmente algunos “mercedes” repletos de gente, que hacen las funciones del inexistente servicio de autobuses. Cigüeñas y garcillas acompañan el pedaleo. Pero todo “yin” tiene su “yan”, en este caso en forma de inmenso vertedero a la entrada de Aguelmous, donde un número incontable de garcillas hacen las funciones de las gaviotas. Nos sentamos en una terraza a tomar un té aunque, finalmente, la camarera que no nos entiende, hace lo que le apetece y nos saca dos raciones de pollo asado con patatas. Lo cierto es que está muy jugoso y justo dejamos los huesos. De postre, uno de los manjares de este país, las naranjas que acabamos de comprar, dulces y jugosas. En el rato que hemos estado sentados el tiempo ha empeorado, ha empezado a llover de nuevo así que, en cuanto escampa, agradecidos al error de la camarera, salimos dirección a Khénifra, con intención de acampar en las cercanías. Necesitamos agua y a unos 10km de Khénifra optamos por una casa cercana a la carretera. Las mujeres nos miran con lógica desconfianza, pero nos dan el agua que les pedimos. Nos cuesta encontrar un lugar en el que acampar y como era de esperar, no hemos pasado desapercibidos. Durante un rato hemos de soportar el tráfico de “Alís” y “Mustafás” que se acercan a ver de qué planeta procedemos. Está refrescando, a pesar de lo cual no renunciamos a la ducha con vistas que nos deja como nuevos. A las ocho y media, nuestro horario habitual, estamos en el sobre y es sorprendente la facilidad con que nos da la “siana”. SÁBADO 22/03 7ª ETAPA: KHÉNIFRA – SOURCES DE L´OUM-ER-RHIA (60km/4h 50min) Ha llovido a ratos esta noche, pero cuando Javi se levanta, el cielo está bastante despejado. Sin embargo, después del desayuno y ya en marcha hacia Khénifra (estamos a unos 10km de la ciudad), el cielo está completamente encapotado. Llegamos rápidamente a Khénifra, más grande de lo que esperábamos. Un paisano nos da las indicaciones necesarias para tomar la carretera hacia los lagos. Saliendo de la ciudad, nos percatamos de que esta zona debe ser elegida por la gente de pasta, a juzgar por las casas que aparecen dispersas aquí y allá. Pasamos pueblillos humildes que ni tan siquiera aparecen en nuestro mapa. La carretera asciende hasta un gran bosque de cedros y encinas que sólo se abre al llegar a una gran meseta, el paisaje es espectacular. A un par de kilómetros hay un lago, pero nosotros tomamos dirección al nacimiento del río. De cuando en cuando nos adelantan coches de turistas, autóctonos la mayor parte de ellos. Nos salen niños y niñas a pedir a la carretera, a veces en forma un poco brusca, se nota que el turismo se mueve por aquí. Dos chavalas con hachas que esconden al paso de los coches (quizás esté prohibido cortar leña) marchan con un par de camisetas, pero lo más curioso es que nos piden agua de los botellines, cuando la tienen fresca del río. Un hombre, encaramado a la parte más alta de un gran cedro, se dedica a la poda. Estamos al fin en el nacimiento, la tarde ha quedado muy agradable. Por delante, un breve paseo perfectamente señalizado que un guía se empeña en mostrarnos. A pesar de nuestra negativa, se viene con nosotros. Las bicis quedan en el parking, ¿vigiladas? A ambos lados del río, chiringuitos de venta de souvenirs y de comida, aunque se ve que no es temporada alta y muchos están cerrados. El guía nos explica que las fuentes de la derecha son de agua salada y de dulce las de la izquierda, caudalosas ambas. Parece ser que los turistas españoles suelen venir por aquí a hacer rafting. En nuestro paseo hasta las cascadas, hemos de pasar dos tablones sobre un riachuelo que se podría salvar saltando. A la vuelta, el “cobrador” pretende que le demos dos dirham por cabeza por uso de los tablones, Javi no da crédito y a regañadientes, le paga la mitad. Es lo que el turismo trae consigo. Al fin de la visita, nuestro “guía” nos ofrece té, un “tajín”, pero son las 5:30, aquí anochece pronto y hay que buscar un lugar en el que acampar, de modo que le pagamos 15 dirham por nada, otros 5 al que nos ha cuidado las bicis y nos vamos, sin agua a pesar de estar rodeados de fuentes. El fondo del río es limoso y no podemos abastecernos en él, así que la conseguimos de un paisano que vive al otro lado del puente. Todos los coches que pasan por allá le pagan un “peaje” simbólico y nosotros hacemos lo mismo, 3 dirham por su amabilidad y el agua. Desandamos algo de camino y, al otro lado del puente, nos adentramos por una pista hasta encontrar un lugar discreto y resguardado del viento, cerca del río, junto a un arroyo. A pesar de que hace frío, nos duchamos, que tenemos comprobado que quedamos mucho más descansados a pesar de la tiritona. Al final el día ha aguantado, ya veremos cómo amanecemos mañana. |
DOMINGO 23/03 8ª ETAPA: SOURCES DE L´OUM-ER-RHIA – ÂÏN-LEUH (34km/2h 40min) Ha llovido, aunque no mucho, esta noche. El cielo permanece totalmente encapotado por la mañana, pero nos permite desayunar, e incluso iniciar el desmontaje de la tienda, momento elegido para que comience la lluvia. Parece que el día de hoy lo emplearemos en ver cómo evoluciona la meteorología, con la esperanza de que, al menos, nos dé el margen suficiente para cubrir los poco más de 30km que nos separan de Âïn-Leuh. De entrada, desde la tienda se puede ver que la etapa comenzará subiendo un puertecico majo, como para tomarlo en serio. Dormitamos en la tienda hasta la una del mediodía, parece que deja de llover y aprovechamos para secar la tienda y recogerla apresuradamente, que la cosa no está nada clara. Comemos un bocata reglamentario, la torta de pan abierta por la mitad y llena con bonito, quesito untado y aceitunas negras, especialidad de la casa. De nuevo amenaza lluvia y además hace frío, de manera que nos acercamos al “txai-toki” del pueblo, convirtiéndonos inmediatamente en centro de atención de los escasos parroquianos. Nos informan sobre lo que nos espera: 20km de subida y nieve en los altos. No será para tanto (esperamos), sí es cierto que hace mucho frío, que se ve niebla en el alto, pero la idea de quedarnos de nuevo en este pueblecito no nos seduce, se respira el ambiente de la caza al turista. De modo que, cuando hacia las tres de la tarde, vemos que comienzan a abrirse algunos claros, nos ponemos en marcha, desoyendo los consejos de los parroquianos. Los primeros cuatro kilómetros sí que son duros, pero la pendiente se suaviza mucho a partir de ahí. Nos detenemos a coger agua en una fuente, compartiéndola con dos paisanas y sus burros. Una de ellas no deja de hablarme, imagino que dirá que mucho mejor el burro, que va solo y no hay que dar pedales (habría que pedir la opinión del pollino). Llegamos a un lago (un cartel indica que estamos a 1650m) y seguimos ascendiendo suavemente, dejando atrás una meseta, otro fabuloso bosque de cedros que dará paso a una nueva meseta en la que, como viene siendo habitual, pastores y rebaños se nos quedan mirando extrañados. La tarde ha quedado totalmente despejada, hemos acertado al ponernos en camino. Se nota el frío en el alto, casi no sentimos los pies. Nos detenemos junto a un cartel que indica algo así como reserva natural de no sé qué tipo de ciervo, comemos un plátano y no sabemos si atraídos por él, vemos un grupo de monos que trepan ágilmente por los cedros sin que, afortunadamente, seamos foco de su atención. Seguimos pedaleando y las manchas de escarcha que veíamos bajo los árboles pasan a ser de nieve, nos adelanta un 4x4 y envidio su calefacción. Falta poco para el final de etapa, pero llega el hoy tan temido momento, un descenso que acaba por dejarnos absolutamente ateridos por el frío. Son aún las 17:30 cuando llegamos a una especie de poblado con cabañas de piedra de estética occidental. Hay un edificio con cartel de restaurante y recepción y no dudamos en buscar refugio, si no para dormir, sí al menos para tomar un té bien caliente. El tipo que nos recibe nos hace pasar a un amplio comedor vacío en el que la temperatura no es mucho mayor a la exterior, Javi no consigue hacer reaccionar sus manos y el tan esperado té no acaba de llegar. En la cocina tienen una estufa de leña, nosotros no podemos estarnos quietos por el frío, pero nadie nos invita a entrar. Entretanto, llega el té, una enorme tetera que nos es imposible acabar, pues está anocheciendo, hace cada vez más frío y aún hemos de buscar dónde dormir hoy. A la hora de pagar, nos pide ¡¡20 dirham!!, ni en Casablanca. Le miramos incrédulos y nos lo repite en inglés del clarito. Hemos conseguido entrar en calor, pero no hay duda que hemos topado con la antítesis de la hospitalidad marroquí. Es ya de noche cuando seguimos bajando hacia Âïn-Leuh. Al poco rato vemos una casa con un cartel de Aubergue Nizar y tenemos una habitación disponible. Lo cierto es que hace frío aquí también. El plan es sencillo, ducharnos y cenar “tajín”. La cena, extraordinaria y la mujer es muy maja, lástima de idioma. Al fin el día no ha resultado mal, a pesar del frío. Ha sido corto, pero intenso y hemos conseguido sacarlo adelante sin mojarnos. Escribo mi diario junto a la estufa. A juzgar por los quejidos de Javi, el frío continúa con el primer contacto de las sábanas. |