SÁBADO 23/11/2013
12ª ETAPA: PARQUE NACIONAL DE CONGUILLÍO – CURACAUTÍN
(40km/3h 15min)
Egun laburra baina gogorra, 32 kilometro xobor, bereziki zailak lehenengo seiak. Curacautínen, “Epu Pewen” ostatuan, Chileren gaineko informazio ugari eta interesgarria lortu dugu Antonioren eskutik, hemen ezkondutako galiziar bat.
Nos levantamos a las 6:30 y, aunque el día está fresco, no parece anunciar lluvia. Ayer nos dieron algunos precios de este camping, y parece que tienen bastante perdido el norte: refugio con derecho a cocina, 35.000/persona; cabaña con yakuzzi y desayuno incluidos, 70.000/persona.
La primera rampa que nos espera, es de espanto, a pesar de ser de tierra pisada; habrá una segunda, e incluso tengo que echar pie a tierra en un descenso. Así, hasta la caseta del CONAF, algo más allá de la laguna Captrén. Nos ponemos de corto en las primeras rampas, pero recuperamos las camisetas cuando nos dicen que, hasta Curacautín, es “pura bajada”. Y así será, salvo alguna que otra cuestecilla. Nos cruzamos con Pablo, un simpático cicloviajero alemán, trabajador en una tienda de bicis y propietario de de una formidable “Tout Terrain”, una gran opción para un posible cambio. Lleva ya cuatro semanas viajando, va ahora hacia Conguillío, no le ocultamos que le faltan 17km y varias cuestas. Charlamos un rato, nos da una tarjeta de su tienda, nos hacemos un par de fotos, y cada uno por su camino.
No nos abandonan del todo los eucaliptos, aunque no son tan invasivos. Al abandonar el parque, nos adentramos en una zona de cultivos y campiña.
En poco más de tres horas entramos en Curacautín, hambrientos. Consultamos algún precio de alojamiento, pero son caros (24 y 28.000), lo dejamos para después del “almuerzo”, que le dicen acá. Hoy toca ensalada y pollo con dos cervezas mejicanas tostadas muy ricas, por 7000 todo, se come barato en este país. Tras la comida, buscando un tercer alojamiento, nos topamos con el “Hostal Epu Pewen”, en el que nos recibe Suyai, una simpática joven mapuche. Nos quedamos con ella, por 7000/persona, el sitio es muy agradable, mucha madera, mucha luz, mucha reivindicación en contra de las represas y las granjas de piscicultura. Hacen compost, reciclan, tienen una magnífica y preciosa cocina de uso común,… no necesitamos más.
Tras la ducha (de agua caliente), intentamos una ducha, pero hay bastante ruido. Charlamos más tarde con Antonio, de Santiago (de Compostela), que lleva aquí varios años (la primera vez, en 2003), casado con una chilena de Cunco. Nos aconseja el camino a seguir, atravesando la comuna Quinquén, reducto de los “quehuenches”, junto a Chiapas, el pueblo que nunca se rinde, denunciaron al gobierno de Chile por usurpación y destrucción de su territorio y ganaron, obligando a finalizar la explotación maderera. Gracias a ellos, la araucaria es hoy una especie protegida.
Nos habla también de la desastrosa gestión privada de los parques nacionales, de cómo Monsanto se ha reunido hace poco en Villarrica con el hijo de un criminal nazi refugiado en Chile y fundador de una gran empresa de transgénicos. Sabemos por él que lo que creíamos soja transgénica en la panamericana, es en realidad una planta empleada como forraje para el ganado. Cuenta también que Chile gran parte de la pasta de papel que se consume en el mundo (cuando, por razones ambientales, dejó de ser rentable en Europa, se trajo aquí). Nos explica cómo hay extensas regiones de Chile condenadas a la pobreza, al haber sido destinadas a la producción de eucalipto, de la cual ellos no obtienen ningún beneficio; cómo una tradición gallega se transformó en Halloween a través de los emigrantes escoceses, irlandeses,… al fin y al cabo celtas, que llegaron a EEUU. En fin, nos cuenta mucho y muy interesante.
Con sus indicaciones, hacemos alguna compra para los próximos días. Está más complicado lo de la cena, acabamos comprando la que, probablemente, sea la peor pizza que jamás hayamos comido, en un local medio pub, medio discoteca. Hemos entendido mal las indicaciones de Antonio, hay otro local donde las hacen mejores, lo cual no es difícil.
De vuelta a casa, se desata el anunciado chaparrón. Tras la cena, un té, escribir algo y al sobre, a ver cómo amanece mañana.
12ª ETAPA: PARQUE NACIONAL DE CONGUILLÍO – CURACAUTÍN
(40km/3h 15min)
Egun laburra baina gogorra, 32 kilometro xobor, bereziki zailak lehenengo seiak. Curacautínen, “Epu Pewen” ostatuan, Chileren gaineko informazio ugari eta interesgarria lortu dugu Antonioren eskutik, hemen ezkondutako galiziar bat.
Nos levantamos a las 6:30 y, aunque el día está fresco, no parece anunciar lluvia. Ayer nos dieron algunos precios de este camping, y parece que tienen bastante perdido el norte: refugio con derecho a cocina, 35.000/persona; cabaña con yakuzzi y desayuno incluidos, 70.000/persona.
La primera rampa que nos espera, es de espanto, a pesar de ser de tierra pisada; habrá una segunda, e incluso tengo que echar pie a tierra en un descenso. Así, hasta la caseta del CONAF, algo más allá de la laguna Captrén. Nos ponemos de corto en las primeras rampas, pero recuperamos las camisetas cuando nos dicen que, hasta Curacautín, es “pura bajada”. Y así será, salvo alguna que otra cuestecilla. Nos cruzamos con Pablo, un simpático cicloviajero alemán, trabajador en una tienda de bicis y propietario de de una formidable “Tout Terrain”, una gran opción para un posible cambio. Lleva ya cuatro semanas viajando, va ahora hacia Conguillío, no le ocultamos que le faltan 17km y varias cuestas. Charlamos un rato, nos da una tarjeta de su tienda, nos hacemos un par de fotos, y cada uno por su camino.
No nos abandonan del todo los eucaliptos, aunque no son tan invasivos. Al abandonar el parque, nos adentramos en una zona de cultivos y campiña.
En poco más de tres horas entramos en Curacautín, hambrientos. Consultamos algún precio de alojamiento, pero son caros (24 y 28.000), lo dejamos para después del “almuerzo”, que le dicen acá. Hoy toca ensalada y pollo con dos cervezas mejicanas tostadas muy ricas, por 7000 todo, se come barato en este país. Tras la comida, buscando un tercer alojamiento, nos topamos con el “Hostal Epu Pewen”, en el que nos recibe Suyai, una simpática joven mapuche. Nos quedamos con ella, por 7000/persona, el sitio es muy agradable, mucha madera, mucha luz, mucha reivindicación en contra de las represas y las granjas de piscicultura. Hacen compost, reciclan, tienen una magnífica y preciosa cocina de uso común,… no necesitamos más.
Tras la ducha (de agua caliente), intentamos una ducha, pero hay bastante ruido. Charlamos más tarde con Antonio, de Santiago (de Compostela), que lleva aquí varios años (la primera vez, en 2003), casado con una chilena de Cunco. Nos aconseja el camino a seguir, atravesando la comuna Quinquén, reducto de los “quehuenches”, junto a Chiapas, el pueblo que nunca se rinde, denunciaron al gobierno de Chile por usurpación y destrucción de su territorio y ganaron, obligando a finalizar la explotación maderera. Gracias a ellos, la araucaria es hoy una especie protegida.
Nos habla también de la desastrosa gestión privada de los parques nacionales, de cómo Monsanto se ha reunido hace poco en Villarrica con el hijo de un criminal nazi refugiado en Chile y fundador de una gran empresa de transgénicos. Sabemos por él que lo que creíamos soja transgénica en la panamericana, es en realidad una planta empleada como forraje para el ganado. Cuenta también que Chile gran parte de la pasta de papel que se consume en el mundo (cuando, por razones ambientales, dejó de ser rentable en Europa, se trajo aquí). Nos explica cómo hay extensas regiones de Chile condenadas a la pobreza, al haber sido destinadas a la producción de eucalipto, de la cual ellos no obtienen ningún beneficio; cómo una tradición gallega se transformó en Halloween a través de los emigrantes escoceses, irlandeses,… al fin y al cabo celtas, que llegaron a EEUU. En fin, nos cuenta mucho y muy interesante.
Con sus indicaciones, hacemos alguna compra para los próximos días. Está más complicado lo de la cena, acabamos comprando la que, probablemente, sea la peor pizza que jamás hayamos comido, en un local medio pub, medio discoteca. Hemos entendido mal las indicaciones de Antonio, hay otro local donde las hacen mejores, lo cual no es difícil.
De vuelta a casa, se desata el anunciado chaparrón. Tras la cena, un té, escribir algo y al sobre, a ver cómo amanece mañana.
DOMINGO 24/11/2013
CURACAUTÍN
Egun pasa Curacautínen.
Amanece gris y fresco, hace ya tiempo que ha dejado de llover. Lo tomamos con tranquilidad: desayuno, charla con la joven pareja y, aunque vamos preparando los bártulos, cuando salimos a hacer las últimas compras, decidimos quedarnos un día más. El sitio es agradable, a diferencia del tiempo. No tiene sentido ponerse en camino con este frío, incluso llueve algo. Para comer elegimos el restaurante del albergue y de mismo nombre, Epu Pewen, tras barajar varias opciones en realidad muy similares, porque la oferta no es muy variada: cazuela de vacuno, pollo asado y merluza rebozada.
Descansamos y hacemos tiempo hasta la hora de comer, y cuando vamos al restaurante, el comedor está a tope, como nos había advertido la simpática camarera. Comemos pollo asado muy rico y merluza rebozada que no lo está tanto; de postre, helado con sabor a chicle y mote con huesillos. Con las dos cervezas, 14.700, algo más barato que un menú del día en casa.
Regresamos a la habitación para descansar y limpiar después las bicicletas. La tarde comienza a levantar hacia las siete, cuando salimos a comprar gasolina. Aunque al principio el empleado se muestra un poco reticente (que “la gasolina arde”, que “no tengo permiso para venderla así”), no sólo acaba llenando el depósito, sino que nos la regala (“hay que tratar bien al turista”).
Regresamos al hostal para prepararnos la cena: ensalada templada de pasta (extraordinaria) y un congelado de “merluza” que hemos comprado (pasable, sin más). Un té y se acabó. Hace más frío que fresco, pero parece que mañana podremos pedalear sin problemas.
CURACAUTÍN
Egun pasa Curacautínen.
Amanece gris y fresco, hace ya tiempo que ha dejado de llover. Lo tomamos con tranquilidad: desayuno, charla con la joven pareja y, aunque vamos preparando los bártulos, cuando salimos a hacer las últimas compras, decidimos quedarnos un día más. El sitio es agradable, a diferencia del tiempo. No tiene sentido ponerse en camino con este frío, incluso llueve algo. Para comer elegimos el restaurante del albergue y de mismo nombre, Epu Pewen, tras barajar varias opciones en realidad muy similares, porque la oferta no es muy variada: cazuela de vacuno, pollo asado y merluza rebozada.
Descansamos y hacemos tiempo hasta la hora de comer, y cuando vamos al restaurante, el comedor está a tope, como nos había advertido la simpática camarera. Comemos pollo asado muy rico y merluza rebozada que no lo está tanto; de postre, helado con sabor a chicle y mote con huesillos. Con las dos cervezas, 14.700, algo más barato que un menú del día en casa.
Regresamos a la habitación para descansar y limpiar después las bicicletas. La tarde comienza a levantar hacia las siete, cuando salimos a comprar gasolina. Aunque al principio el empleado se muestra un poco reticente (que “la gasolina arde”, que “no tengo permiso para venderla así”), no sólo acaba llenando el depósito, sino que nos la regala (“hay que tratar bien al turista”).
Regresamos al hostal para prepararnos la cena: ensalada templada de pasta (extraordinaria) y un congelado de “merluza” que hemos comprado (pasable, sin más). Un té y se acabó. Hace más frío que fresco, pero parece que mañana podremos pedalear sin problemas.
LUNES 25/11/2013
13ª ETAPA: CURACAUTÍN – ctra. R.N. LAGO GALLETUÉ
(61km/5h)
Ederra gaurkoa, amaiera gogorra izan arren. Erraz egin dugu bidea 4,5 kilometroko “Las Raíces” tuneleraino. Oso bikote atsegin argentinar baten “pick up”ean zeharkatu behar izan dugu, bizikletaz ezin baita bertatik ibili. Bestaldean, abere eta, zoritzarrez, iteuli eskualdea dugu, berehala pista batean sartu gara, araucariaren eta “pewuenche” herriaren eremura eramango gaituena. Lehenengo aldatsak beldurtzekoak izan dira, gaur, 550etik, 1300 metrora igaro dugu.
Hace mucho frío por la mañana, debemos estar bajo cero ahí fuera. Nos ponemos en marcha hacia las 10, tras despedirnos de Suyai, su marido José, su hijo Melián y de Antonio. De momento, la carretera tiene alguna rampa, pero no parece grave. El río Cautín es poderoso, se desciende haciendo “rafting”. Pasamos sin advertirlo Malalcahuello y llegamos rápidamente a la entrada del túnel Las Raíces. No se puede atravesar en bicicleta, pues es de un único carril, se da paso alternativo a los coches de uno y otro lado, es bastante largo y sin espacio para adelantar, con lo cual ni nos daría tiempo a nosotros ni a los coches que pudieran quedarse atrás. No hay más remedio que pedir ayuda a algún “pick up” y los ocupantes del primero que llega al peaje, no se lo piensan dos veces. Cargamos y aseguramos las bicicletas, nosotros viajaremos con ellas, pues no hay sitio dentro (van cargados de pequeños electrodomésticos que, al parecer, son mucho más baratos en Chile que en su país).
Del otro lado la carretera es muy buena y fácil, estamos en zona ganadera, así que los tábanos se empiezan a hacer notar. Apenas 10km más allá, llegamos al desvío de la R.N. Lago Galletué, la nuestra. Hacemos sin despeinarnos los primeros 4km pero, tras comer algo, un cartel anuncia lo que nos espera: carretera de montaña con curvas y fuerte desnivel,… ¡y vaya que lo es!, especialmente los primeros 4km otra vez. Aún así, el paisaje es soberbio: coigües, ñirres, robles, zonas de pasto, araucarias en los altos,… y la pista no está mal, sólo se complica en las curvas, donde se acumula la piedrilla, pedaleamos ya sobre los 1300m. Según los datos que tenemos, Quenquén está a 18km del cruce y cerca, la Laguna Galletué, pero decidimos bajarnos de las bicicletas a las 6 de la tarde. Encontramos una buena campa con un riachuelo cercano, nos rodean magníficas araucarias y, de momento, la tarde ha quedado muy bonita y la temperatura es perfecta. Pero comienzan a acercarse algunas nubes amenazadoras (en principio, la lluvia estaba anunciada para mañana por la tarde/noche). Cenamos espaguetis con aceite, ajo y “revuelto de marisco”, súper sabroso.
Queda una tarde espectacular (lo malo, los mosquitos) y para las nueve, ya nos hemos retirado. Lo malo es que, cuando escribo estas notas, está empezando a llover suavemente. Una vaca nos siega el césped.
13ª ETAPA: CURACAUTÍN – ctra. R.N. LAGO GALLETUÉ
(61km/5h)
Ederra gaurkoa, amaiera gogorra izan arren. Erraz egin dugu bidea 4,5 kilometroko “Las Raíces” tuneleraino. Oso bikote atsegin argentinar baten “pick up”ean zeharkatu behar izan dugu, bizikletaz ezin baita bertatik ibili. Bestaldean, abere eta, zoritzarrez, iteuli eskualdea dugu, berehala pista batean sartu gara, araucariaren eta “pewuenche” herriaren eremura eramango gaituena. Lehenengo aldatsak beldurtzekoak izan dira, gaur, 550etik, 1300 metrora igaro dugu.
Hace mucho frío por la mañana, debemos estar bajo cero ahí fuera. Nos ponemos en marcha hacia las 10, tras despedirnos de Suyai, su marido José, su hijo Melián y de Antonio. De momento, la carretera tiene alguna rampa, pero no parece grave. El río Cautín es poderoso, se desciende haciendo “rafting”. Pasamos sin advertirlo Malalcahuello y llegamos rápidamente a la entrada del túnel Las Raíces. No se puede atravesar en bicicleta, pues es de un único carril, se da paso alternativo a los coches de uno y otro lado, es bastante largo y sin espacio para adelantar, con lo cual ni nos daría tiempo a nosotros ni a los coches que pudieran quedarse atrás. No hay más remedio que pedir ayuda a algún “pick up” y los ocupantes del primero que llega al peaje, no se lo piensan dos veces. Cargamos y aseguramos las bicicletas, nosotros viajaremos con ellas, pues no hay sitio dentro (van cargados de pequeños electrodomésticos que, al parecer, son mucho más baratos en Chile que en su país).
Del otro lado la carretera es muy buena y fácil, estamos en zona ganadera, así que los tábanos se empiezan a hacer notar. Apenas 10km más allá, llegamos al desvío de la R.N. Lago Galletué, la nuestra. Hacemos sin despeinarnos los primeros 4km pero, tras comer algo, un cartel anuncia lo que nos espera: carretera de montaña con curvas y fuerte desnivel,… ¡y vaya que lo es!, especialmente los primeros 4km otra vez. Aún así, el paisaje es soberbio: coigües, ñirres, robles, zonas de pasto, araucarias en los altos,… y la pista no está mal, sólo se complica en las curvas, donde se acumula la piedrilla, pedaleamos ya sobre los 1300m. Según los datos que tenemos, Quenquén está a 18km del cruce y cerca, la Laguna Galletué, pero decidimos bajarnos de las bicicletas a las 6 de la tarde. Encontramos una buena campa con un riachuelo cercano, nos rodean magníficas araucarias y, de momento, la tarde ha quedado muy bonita y la temperatura es perfecta. Pero comienzan a acercarse algunas nubes amenazadoras (en principio, la lluvia estaba anunciada para mañana por la tarde/noche). Cenamos espaguetis con aceite, ajo y “revuelto de marisco”, súper sabroso.
Queda una tarde espectacular (lo malo, los mosquitos) y para las nueve, ya nos hemos retirado. Lo malo es que, cuando escribo estas notas, está empezando a llover suavemente. Una vaca nos siega el césped.