LUNES 16/04 3ª ETAPA: PUENTE DEL ARZOBISPO - HORCAJO DE LOS MONTES (90 km/5h 30min) Lunes de Pascua, que nos la hacen ya con el desayuno, más bien flojito. Salimos camino de La Estrella, por una carretera bien asfaltada y con poco tráfico, pero sin arcén. El campo está que se sale por las abundantes lluvias, que incluso han impedido que se pueda sembrar, según nos cuenta un lugareño. Las amapolas, lavandas, aulagas,... visten el campo en todo su esplendor. Fiesta para los sentidos. De La Estrella a la Nava de Ricomalillo, todavía en la provincia de Toledo, subimos un puerto precioso, tranquilo y floreado, aunque con asfaltado irregular (subiendo el puertecillo sin nombre, he visto un duro en la carretera; pa´l siguiente). Seguimos camino de Sevilleja de la Jara, último pueblo antes de cambiar de provincia, por carretera general bien asfaltada y con arcén. Llegamos a "Sevilleja: raíz de la Jara", que reza el cartel a la entrada. Enseguida enfilamos hacia Anchuras, provincia ya de Ciudad Real,... todo jara y todo anchura; inmensidad, en una palabra, en la que, como más tarde nos enteramos, afortunadamente no llegó a materializarse el polígono de tiro. Anchuras y Cabañeros es todo uno y grande, muy grande, pero con una carretera desastrosa, muy desastrosa, aunque con un solo bache - de principio a fin -. Cinco peones camineros (número mínimo necesario para proceder al rellenado de un bache) se afanan en empeorar un poquito más el firme, que para eso les pagan. En resumen, que el camino de Anchuras a Horcajo de los Montes es duro, si además tenemos en cuenta que el sol está picajoso y que los km se notan en las patas. Ya estamos en Horcajo, pueblo sin identidad y con escaso encanto, como muchos que hemos cruzado; en ellos, lo viejo o lo antiguo, no ha sido conservado, sino sustituido por ladrillos que, en el mejor de los casos, son recubiertos de cemento; además, no existe ningún tipo de uniformidad en la construcción, salvo en lo desastrosas que son. Pero no todo es malo, pues el entorno de Cabañeros es magnífico y los atardeceres, incomparables: encinas y verdes prados en torno a ellas, dulcificadas por esa luz acariciadora... |
MARTES 17/04
4ª ETAPA: HORCAJO DE LOS MONTES - HERRERA DEL DUQUE
(80 km/4h 35min)
A las 10:45 salimos del pueblo subiendo la empinada cuesta que ayer, tan contentos, bajamos, para tomar, al de 8 km, un desvío a la izquierda, dirección Bohonal. Estamos ya en Badajoz. Llegamos a Bohonal y, desde allí, el recorrido es increíble, la quinta dimensión, que con las otras cuatro, no es suficiente para describirlo. En los descensos te ves obligado a frenar para poder disfrutar plenamente del paisaje. No sería raro que consiguiéramos ver algún buitre negro, cigüeña o, tal vez, una imperial.
Tras la primera dificultad montañosa, el descenso ha sido rápido (¡ojo a los baches!), hasta cruzar el embalse del Cíjar (se nota que ha llovido). Tras el segundo puerto de la jornada, aprovechamos una entrada sin alambrada para avituallarnos bajo una encina. Llama la atención que, a pesar de la inmensidad de los terrenos, alguien se haya ocupado en alambrarlos palmo a palmo; parece mentira que se pueda poseer tanto. Hay que desalambrar Extremadura. En fin, que nos ponemos a jamar un poquillo y al olor del fiambre, nos hace una visita el buitre negro; y tras la siestecilla, la culebrera. Ya tenemos amortizado el traslado de los prismáticos.
El trayecto hasta la carretera general es rompepiernas. Los últimos 20km de etapa, discurren por una carretera general, poco transitada y con buen arcén, pero que poco tiene que ver con lo anterior; hasta el momento, el disfrute estaba en cada pedalada, pero ahora, tan sólo interesa llegar al destino. Ya estamos en Herrera del Duque.
Herrera del Duque es un pueblo majillo, de casas encaladas, con forja en las ventanas. Son sencillas, con una línea que le da armonía. Tiene una plaza porticada, también encalada y en el centro, flanqueando la fuente, unos frondosos olmos.
4ª ETAPA: HORCAJO DE LOS MONTES - HERRERA DEL DUQUE
(80 km/4h 35min)
A las 10:45 salimos del pueblo subiendo la empinada cuesta que ayer, tan contentos, bajamos, para tomar, al de 8 km, un desvío a la izquierda, dirección Bohonal. Estamos ya en Badajoz. Llegamos a Bohonal y, desde allí, el recorrido es increíble, la quinta dimensión, que con las otras cuatro, no es suficiente para describirlo. En los descensos te ves obligado a frenar para poder disfrutar plenamente del paisaje. No sería raro que consiguiéramos ver algún buitre negro, cigüeña o, tal vez, una imperial.
Tras la primera dificultad montañosa, el descenso ha sido rápido (¡ojo a los baches!), hasta cruzar el embalse del Cíjar (se nota que ha llovido). Tras el segundo puerto de la jornada, aprovechamos una entrada sin alambrada para avituallarnos bajo una encina. Llama la atención que, a pesar de la inmensidad de los terrenos, alguien se haya ocupado en alambrarlos palmo a palmo; parece mentira que se pueda poseer tanto. Hay que desalambrar Extremadura. En fin, que nos ponemos a jamar un poquillo y al olor del fiambre, nos hace una visita el buitre negro; y tras la siestecilla, la culebrera. Ya tenemos amortizado el traslado de los prismáticos.
El trayecto hasta la carretera general es rompepiernas. Los últimos 20km de etapa, discurren por una carretera general, poco transitada y con buen arcén, pero que poco tiene que ver con lo anterior; hasta el momento, el disfrute estaba en cada pedalada, pero ahora, tan sólo interesa llegar al destino. Ya estamos en Herrera del Duque.
Herrera del Duque es un pueblo majillo, de casas encaladas, con forja en las ventanas. Son sencillas, con una línea que le da armonía. Tiene una plaza porticada, también encalada y en el centro, flanqueando la fuente, unos frondosos olmos.
MIERCOLES 18/04 5ª ETAPA: HERRERA DEL DUQUE – GUADALUPE (81 km/4h 25min) Salimos de Herrera hacia las 10:30. El camarero del hostal nos ha comentado que merecía la pena ir rodeando el embalse por Peloche, así que le hemos hecho caso y, efectivamente, tenía razón. Es cierto que no deja de ser un embalse, inmenso y temible, pero el agua remansada dota al paisaje de un aspecto bucólico. Por estas tierras hay que andar ojo avizor, porque lo mismo, y tal es el caso, te sobrevuela una cigüeña negra, y eso es algo que no se ve todos los días. También debe ser poco frecuente ver bicicletas, a juzgar por las miradas extrañadas de la gente o por los entusiastas saludos con los que te animan: ¡dale, Indurain! gritaban unos camineros por allá, un agricultor nos asegura que queda ya poco para que acabe la cuesta y unos operarios subidos a un poste de luz interrumpen su trabajo para ofrecernos apoyo moral. ¡Qué más se puede pedir! Tras un relajado avituallamiento a orillas del agua, a la sombra de la encina y rodeados de vacas, terneros, un toro, el alcaudón y el herrerillo, paramos en Valdecaballeros. En este lugar se comenzó a construir y casi se acabó, una temible central nuclear pero, por causas que desconocemos, nunca llegó a funcionar. Actualmente, se está desmantelando. Siguiendo la ruta, vemos a lo lejos una gran mole de cemento armado y sonreímos: “Extremadura Bizirik”. Finaliza la jornada con una pequeña dificultad montañosa, ya en Cáceres, que nos coloca en el bello pueblo de Guadalupe. |