JUEVES 29/05
BILBAO – HELSINKI
Bidaia eguna, besterik gabe. Frankfurten geldialdia eta kolesterola. Helsinkiko hotelak susmarazten dit bankuko jendearekin bidaiatzea kontu korrontean nabarituko dela. Lehendabiziko aldiz, bidaia lagunak aldatu ditut.
BILBAO – HELSINKI
Bidaia eguna, besterik gabe. Frankfurten geldialdia eta kolesterola. Helsinkiko hotelak susmarazten dit bankuko jendearekin bidaiatzea kontu korrontean nabarituko dela. Lehendabiziko aldiz, bidaia lagunak aldatu ditut.
Tras un buen madrugón, a las 7:05 de la mañana, sale nuestro avión desde Loiu destino a Frankfurt primero, para seguir después a Helsinki. Promete ser una jornada larga, pero estamos de vacaciones y esa idea hará, seguramente, más llevadero el viaje. Hacia las 9:30, aterrizamos. Unas vueltas algo despistados, nos llevan a la estación de trenes. El vuelo a Helsinki sale a las 14:00, así que tenemos tiempo de ver algo de la ciudad: lo que quedó en pie del casco antiguo tras la II Guerra Mundial y el Palacio de la Opera. A las 13:40, embarcamos en el segundo vuelo. Son las 16:45 cuando estamos ya esperando las bicicletas que hemos facturado directamente desde Bilbao. Van apareciendo y aunque la caja de Klemen está algo más maltratada no hay desperfectos. Por lo demás, la temperatura es muy agradable y tenemos nubes y claros en el cielo. Un autobús nos lleva al “Hotel Cumulus”, de nivelillo. Toca el montaje de las bicicletas, intactas a pesar del largo viaje. Son las 23:30, aún no ha anochecido del todo y estoy cansado. En Helsinki es posible desplazarse en bicicleta. De hecho, tienen un curioso sistema de alquiler de bicicletas - no menos curiosas -, que funciona como los carros del “eroski”, con una moneda que metes al cogerla y recuperas cuando la dejas. |
VIERNES 30/05 1ª ETAPA: HELSINKI – KARJAA (125km/7h 20min) Kosta egin zaigu Helsinkitik irtetea, “parecemos más de pueblo que las amapolas”. Lortzen dugunean, nekazal paisaia zaindu eta landu batean murgiltzen gara, urki, pinu, izei eta abar baso handiekin,. Euria egin du, tenperatura freskoa da eta etapa, laua izan arren, gehiegi luzatu da. Baina paisaiak, laguntzeb du. lasaigarria da, oso. Harritzen ari zaigu herrialde osoa zeharkatzen duten bidegorri sare zabala. Con la barriga llena y debidamente protegidos tanto nosotros como las alforjas, abandonamos el Cumulus. Los primeros 50 kilómetros han sido un poco desastrosos. Por una parte, hace fresco y el agua y el viento en contra (por definición), aunque no intensos, han hecho todo este tramo bastante desagradable; por otro lado, hasta que no hemos abandonado el radio de acción de Helsinki, los carriles de bicicleta, aunque no nos han abandonado en ningún momento, se han convertido en un laberinto, debido a las escasas indicaciones (y a nuestro desconocimiento del terreno, claro está). A pesar de todo esto, es un verdadero lujo disponer de estos “bidegorris” que te permiten recorrer, como más tarde hemos sabido, todo el país sin prácticamente salir a carreteras generales. Seguimos camino y el paisaje acompaña, con grandes extensiones de campos cultivados, alguna granja solitaria y dispersa (sobre todo, lo primero) y también extensos bosques de abedul, pino, abeto y muchas otras frondosas… ¡un lujo! Las casas son de madera, todas pintadas en un tono rojizo, desentonando tan sólo el tejado, de chapa (alguna razón tendrán para hacerlo así, fijo). Klemen está intrigado con el tratamiento que le dan a la madera para conservarla tan bien con el clima de este país. Llegamos a Degerby, un pueblo pequeño, donde ya empezamos a preguntar por alojamiento para esta noche. Aquí no lo hay, pero nos aseguran que en Inga, unos 25km más adelante, lo habrá, porque es un pueblo costero, con más turismo. Y para allá que nos vamos, un poco cansados porque ya pasamos de los 80km, es el primer día y las etapas llanas en bicicleta no existen, ni siquiera en Finlandia. Ya estamos en Inga, hace sol, el pueblo tiene puerto, bar, oficina de turismo cerrada, iglesia…, de todo menos un hotel, hostal, albergue o similar. El asunto se pone feo, porque estamos 25km más cansados que hace 25km. Afortunadamente, problemas de luz no vamos a tener. No hay más remedio que seguir camino, otros 30km, hasta Karjaa y confiar en la suerte. Son más de las 9 de la noche cuando llegamos. Las vibraciones no son muy buenas, poca casa, poca gente,… Preguntamos a una chica y… ¡sí que lo hay, a la vuelta de la esquina! En efecto, hemos pasado cerca antes y no lo hemos visto: es el “Hotel Socis” y tienen sitio para nosotros, a 30 euros/cabeza, compartiendo habitación. Es lo que hay. |
SABADO 31/05 2ª ETAPA: KARJAA – TURKU (133km/7h 15min) Gaurko bigarren etapa hau ere gehiegi luzatu zaigu. Alde batetik, aterpeen falta eta bestaldetik trena Pimiotik pasa egiten dena baina gelditzeaz paso egiten duena, Turkura arte jarraitu beste erremediorik ez dugu izan. Paisaia, atzoko tankerakoa, laborantza eremu zabalak eta baso hostotsuak, non urkiaren azala nabarmentzen den bereziki. Bidegorri zein trafiko gutxiko errepidetatik ibili igara. |
A las 10:45 ya estamos dando pedales, pero el tiempo se ha complicado y está empezando a llover. Seguimos camino, para llegar a Salo. En Halikko, comenzamos ya a pensar en el que puede ser nuestro destino final para hoy. En caso de no poder llegar a Turku en tren desde Paimio, un poco más adelante, en Pikkiö, tenemos información sobre un albergue. No nos queda más que dar pedales y confiar en la suerte, porque los km van pasando y ya se nota la paliza de ayer. La primera, en la frente: en Paimio el tren, lo que se dice pasar, pasa, pero de parar, nada, no queda más remedio que seguir hasta Pikkiö, unos 15km más. Allá llegamos y nos encontramos uno de los tantos pueblos que hay en este país, pequeño y aparentemente despoblado. Me dirijo a un paisano en “inglés”, preguntándole por un “pleis para espent la nait” y el hombre me contesta en finés, o así. Encuentro a una mujer que habla, más o menos, mi mismo inglés de Kanbrich y me confirma lo que que me había contado el viejillo, que hay que seguir otros 5 km. Si es así, parece que la etapa de hoy llega a su fin. Pedaleamos esos 5 km y al fin vemos, a la izquierda de la carretera, el que esperamos sea nuestro refugio para hoy. Se trata de una especie de granja, de madera, rodeada de un pequeño bosquecillo y con prados a su alrededor. El sitio es increíble y a ello contribuye la luz de la tarde. Más animados, nos dirigimos a la puerta principal y... ¡cerrada!, el personal del albergue parece que sólo aparece cuando se les llama. Extraña forma de regentar uno de estos sitios. No queda más remedio que seguir pedaleando otros 15km, hasta Turku. ¡Mekagüentó! La luz va bajando y empieza a refrescar, pero nuestro pedalear es “alegre” por la desesperación y el cansancio. Al fin aparece Turku, ciudad a la que entramos por el mismo carril bici que hemos cogido ya desde antes de Pikkiö. Turku está en la costa, así que tiene también una ría a la que llegamos en busca del albergue, un sitio muy majo, en el que nos asignan una habitación, toda para nosotros. Al fin podemos decir aquello de que “a tomar por cleta la biciculo”. |