DOMINGO 20/07 4ª ETAPA: BLED – ZGORNE GORJE – KRNICA – RADOVNA – MOJSTRANA – ALJAZEV DOM (39km/3h) Bledetik atero gara, “Triglavski Narovni Park”erantz, lakuan bainurik hartu gabe ere. Zigor moduan, alforjak garraiatu behar. Radovna eta Mojstrana atzean utzirik, Kranjska Goran erabaki dugu Triglaveko igoera aukera polita eta egin beharrekoa dela. Egiteko, Aljazev Dom aterpetik abiatuko gara baina, aurretik, zotina kentzen duen malda horietako batzuk igo behar. Hacemos una parte importante del recorrido por un camino sin asfaltar, el “Napoleonov kamen”, afortunadamente bastante tendido. O eso es lo que creemos, hasta que, nada más salir de Radovna, pueblo desde el que hay unas increíbles vistas del que suponemos será el Triglav, nos encontramos con un cartel que anuncia una pendiente del 18% y ¡vaya si lo tiene! Llegados y sudados a Mosjstrana, seguimos el itinerario que teníamos pensado, hacia Kranjska Gora (eso de “gora”, me hace temer lo peor), sin embargo, unos momentos de reflexión y una barrita energética bajo un árbol, nos hacen considerar que quizá esta zona sea la adecuada para intentar ascender al Triglav. En la oficina de turismo del pueblo, una joven nos dice que sí, que podemos subir al famoso monte desde el refugio de Aljazev Dom, a sólo 11km de Mojstrana. Dice que al principio el camino es algo duro, pero que se puede hacer. Ya en camino, las cosas no empiezan mal, pero se complican definitivamente al alcanzar una señal maldita que nos anuncia esta vez ¡un 25% de desnivel! Cojo aire, meto todo el desarrollo y tiro p´alante. Con una respiración fatigosa del tipo asmático galopante, tiro de las alforjas como puedo, porque antes llorar que bajarse de la bici… y como ocurre normalmente, el esfuerzo ha merecido la pena, ¡vaya si o merece! El valle es impresionante, paredes rocosas caen verticales cobijando un umbrío valle poblado de abetos. Sobre nosotros, la que debe ser la cima del Triglav, muy, muy arriba. Entramos al refugio y nos atiende Simona, que habla alemán y tan sólo se defiende y muy justo, en inglés. Nos conduce al ático y allí nos muestra una habitación abuhardillada con literas en el suelo, justo lo que buscábamos. Nos duchamos y damos un paseo por el valle. Sea cual sea la subida de mañana, va a tener tela. El refugio está regentado por mujeres, una media docena, cada una con su tarea encomendada. El principal problema, es el idioma, pues tan sólo una de las mujeres, la que atiende las mesas en la cena, se defiende en inglés. Hablando de cena, nos metemos unos espaguetti, ensalada, huevos con jamón y salchichas, muy rico todo y a buen precio y nada va a sobrar para mañana. Nos retiramos y el sueño se ve interrumpido por unos rápidos y ligeros pasos que parecen recorrer el techo de la habitación. Nos tememos lo peor, encendemos la luz y afortunadamente, es una ardilla de larga cola y traviesa mirada que va a andar toda la noche paseándose, de arriba abajo, enredando en las bolsas,… Estamos demasiado cansados para prestarle excesiva atención. |
LUNES 21/07
TRIGLAV
Triglav mendiko 2.864 metroak igotzeko asmoa dugu. Esloveniako ikurra bihurtu da eta, antza denez, esloveniar guztiek igo behar dute gutxienez bizitzan behin Bidean gaudela, ohitura zinez hartzen dutela konprobatuko dugu. Hasieratik ikusten da igoera zaila dela, aldapa gogorraz gain, hainbat tokitan ezinbestekoak dira bertan jarritako sokak eta iltzeak igo ahal izateko. Laguntza hauei esker, adin guztietako esloveniarrak animatu egiten dira Triglav igotzen, berdin 10 urtekoak zein 70ak. Pertsonaia xelebreak ere topa daitezke, hiru emakume japoniarrak, adibidez, beste horrenbeste gida mardul eta guapoei lotuta soka baten bitartez, tontorreraino heldu direnak. Inork ezin dio eutsi mendi honetako erakarpenari.
TRIGLAV
Triglav mendiko 2.864 metroak igotzeko asmoa dugu. Esloveniako ikurra bihurtu da eta, antza denez, esloveniar guztiek igo behar dute gutxienez bizitzan behin Bidean gaudela, ohitura zinez hartzen dutela konprobatuko dugu. Hasieratik ikusten da igoera zaila dela, aldapa gogorraz gain, hainbat tokitan ezinbestekoak dira bertan jarritako sokak eta iltzeak igo ahal izateko. Laguntza hauei esker, adin guztietako esloveniarrak animatu egiten dira Triglav igotzen, berdin 10 urtekoak zein 70ak. Pertsonaia xelebreak ere topa daitezke, hiru emakume japoniarrak, adibidez, beste horrenbeste gida mardul eta guapoei lotuta soka baten bitartez, tontorreraino heldu direnak. Inork ezin dio eutsi mendi honetako erakarpenari.
Desde las 6 de la mañana ya hay movimiento, así que entre esto y la joida ardilla, no hemos descansado todo lo bien que necesitábamos. Nos ponemos en marcha a las 7:10, sin mapa, aunque nos dicen que el camino está perfectamente indicado. Hacemos relevos de mochila cada hora en una jornada de seis horas de subida y otras tres y media o cuatro de bajada. No llevamos más de una hora andando, cuando se nos plantea la primera duda; afortunadamente (creemos en ese momento), dos montañeros a los que seguimos, la disipan. Damos por hecho que van al Triglav así que, sin preguntar, vamos tras ellos. Llevan buen ritmo, pero el nuestro tampoco es malo. Llegados al collado con una fuerte sudada, se dibuja al otro lado un valle de inmensas paredes rocosas, en el que el único camino que vemos, es descendente. Preguntamos a los dos montañeros, que proceden a ponerse guantes y cascos, por la subida al Triglav: “Is this the easiest one?” “No, this is the hardest one, you have to climb”. Esto nos pasa por no preguntar. Uno de ellos nos anima a continuar; el otro, que parece más sensato, nos dice que es “dangerous” y nos comenta que hay otra vía que sale justamente del punto en el que nos hemos juntado, por lo que no queda más remedio que descender. Son las 8:30 y las 9:45 cuando iniciamos la subida por el otro lado. El sol pega fuerte y Javi se ha torcido el tobillo en el descenso del collado, en la pedriza. Lo tiene hinchado, pero parece que no duele y puede continuar. Alcanzamos al fin el collado desde el que se hace la aproximación al último tramo, el más peligroso, del Triglav. Vemos un gran refugio y seguimos camino hasta otro aún mayor. Allí Javi me dice que continúe sola, que su tobillo no aguanta lo que falta de ascenso más el descenso. Así que, con la cámara, el móvil, un botellín de agua, dos barritas y un poco de susto en el cuerpo por lo que veo ante mí, me dispongo a ascender, animada también por la gente de toda condición que se atreve con él. Con una fuerte descarga de adrenalina, superando una tras otra las placas en recuerdo de quienes dejaron la vida en el intento – seguramente, antes de que existiera la via ferrata -, contemplo al fin la cima del mítico Triglav. Desde luego, a pesar de los numerosos puntos de agarre, cualquier fallo fatal pude dar lugar a una caída sin retorno. La vista no es todo lo increíble que cabía esperar debido a la intensa calima que borra los contornos de los montes. Desde la cima de Eslovenia, se contempla también Austria e Italia. Comienzo el descenso, no se me hace tan duro como pensaba, todo radica en concentrarse dónde agarrarse – mis manos enrojecidas, huelen a óxido de hierro – y sobre todo, en no mirar hacia abajo. Pensamos en que es una pena no hacer una noche aquí, de ese modo su tobillo hubiese podido descansar. Aún nos queda un largo camino, las tres horas y media de bajada se nos hacen interminables. Cuando, al fin, llegamos al refugio, le decimos a Simona que nos quedaremos otra noche más. Por la mañana, antes de conocer en propias carnes la paliza que supone el Triglav, habíamos pensado coger las bicicletas y bajar a Dovje, al camping, pero no podemos ni con el alma, así que no digamos con los cuerpos. A eso de las 11, se desata una impresionante tormenta que hace que nos alegremos de estar bajo techo, pero nos entristece no estar en el otro refugio, donde seguro que habrá sido espectacular. Ahora a descansar, que va tocando. |