VIERNES 25/07
7ª ETAPA: OZELJAN – DORNBERK – STANJEL – SEZANA – DIVACA – SCOCJANSKE JAME – KOZINA
(67km/3h 50min)
Stanjel-en hasita, Dutolvje, Sezana eta Merce igaroko ditugu. Skocjanske jame bisitatuko dugu, Europako galeriarik sakonenak dituen kobazulo. Zubi bat ere badauka, 50 metro lurpeko ibai baten gainean. Handik atera ondoren, trafiko handiko errepidearen ordez, txirrindularion bide lasaia jarraituz, Kozina herrira helduko gara, “autokamp motel” batera.
7ª ETAPA: OZELJAN – DORNBERK – STANJEL – SEZANA – DIVACA – SCOCJANSKE JAME – KOZINA
(67km/3h 50min)
Stanjel-en hasita, Dutolvje, Sezana eta Merce igaroko ditugu. Skocjanske jame bisitatuko dugu, Europako galeriarik sakonenak dituen kobazulo. Zubi bat ere badauka, 50 metro lurpeko ibai baten gainean. Handik atera ondoren, trafiko handiko errepidearen ordez, txirrindularion bide lasaia jarraituz, Kozina herrira helduko gara, “autokamp motel” batera.
El sol calienta de nuevo esta mañana. Del recinto amurallado de Stanjel, bastante ruinoso, nuestra segunda parada es Dutolvje, continuando por Sezana y Merce. Pasado Sezana encontramos un cartel indicador de las Skocjanske jame, unas cuevas que teníamos pensado visitar y hasta allí llegamos, con tanta suerte que en 5 minutos comenzará una visita guiada de hora y media de duración. Rápidamente, salimos tras la manada “beee, beee,…” eficazmente pastoreada por dos señoritas. Entramos por la “galería del silencio, la temperatura interior es de 18º, así que el fresco y la oscuridad, en contraste con el calor y la luz exteriores, conjuntamente con el silencio, tan sólo interrumpido por las explicaciones de la guía, la grandiosidad de las galerías y el cansancio, hacen que una parezca inmersa en el mundo de lo onírico. Tras una hora de paseo, abandonamos la cueva por la que es su salida natural, para coger después un ascensor (se agradece, que el cansancio va haciendo mella) que nos devuelve a la realidad del calor exterior. De nuevo en la carretera general, el tráfico de camiones y coches es bastante denso. Unos kilómetros más adelante, una señal obliga a los ciclistas a coger otro camino y todo cambia radicalmente, de forma que lo que era un pedaleo nervioso, se torna en idílico paseo atravesando un bosque de encinas, sin coches ni prisas. Un bonito final de etapa que nos lleva a Kozina, donde tropezamos de nuevo con la señalización, que nos habla de un “autokamp motel”, un gran motel en cuya parte posterior hay un espacio destinado para la acampada |
SABADO 26/07
8ª ETAPA: KOZINA – PIRAN (por donde hemos podido)
(52km/2h 40min)
Gaur, errepideak eta baita autobiak ere, errepidetxo lasai eta bidegorri batzuekin tartekatuko ditugu. Eta helmuga, Piran, Adriatiko itsasoaren bazterrean.
8ª ETAPA: KOZINA – PIRAN (por donde hemos podido)
(52km/2h 40min)
Gaur, errepideak eta baita autobiak ere, errepidetxo lasai eta bidegorri batzuekin tartekatuko ditugu. Eta helmuga, Piran, Adriatiko itsasoaren bazterrean.
Salimos bajo un fuerte sol dirección Piran. Inmediatamente nos metemos en una carretera general colapsada por el tráfico, lo que nos obliga a circular con mucha precaución, a pesar del arcén. Al rato encontramos un policía de tráfico que nos escolta hasta una tranquila carretera, libre de coches y en la que tropezamos con algún otro cicloturista. Descendemos con el Adriático al fondo y de nuevo nos incorporamos a la general, donde una pareja de policías nos dice que esta vez no hay alternativa y que no nos queda más remedio que soportar el intenso tráfico. Es un infierno, porque ésta es la carretera que une Italia y Croacia, de paso obligado por tanto para todo el turismo mediterráneo que busca las playas croatas y griegas. Nos metemos en una autovía en la que, afortunadamente, hay una vía lateral para nosotros; a la primera oportunidad, abandonamos estas carreteras con la sana intención de buscar algún camino más tranquilo, aunque sea atravesando los pueblos. Un ciclista nos dice que la mejor opción para llegar a Piran es por Izola y que sólo nos quedan unos 15km. En Koper tenemos que preguntar otra vez, porque nos hemos despistado y por un carril bici que transcurre junto al Adriático, llegamos a Izola, donde no hay más remedio que coger la general, que se pone además para arriba, con un calor impresionante. Retomamos al poco el carril bici y al fin vemos una señalización de Piran (hasta ahora, todos los caminos llevaban a Portoroz) y otra al camping.
Ya estamos en el camping, a tope y sin ninguna sombra, al menos a primera vista, para colocar la tienda. Está junto a la costa, en unos de los escasos 42 km con los que cuenta Eslovenia, pero las playas no son de fina arena, como en Croacia, sino de canto rodado. La temperatura es muy buena, pero – siempre hay un “pero” -, tiene mucha sal.
Ya estamos en el camping, a tope y sin ninguna sombra, al menos a primera vista, para colocar la tienda. Está junto a la costa, en unos de los escasos 42 km con los que cuenta Eslovenia, pero las playas no son de fina arena, como en Croacia, sino de canto rodado. La temperatura es muy buena, pero – siempre hay un “pero” -, tiene mucha sal.
DOMINGO 27/07
PIRAN
Jornada de playa
PIRAN
Jornada de playa
LUNES 28/07 9ª ETAPA: PIRAN – KOPER – (tren) LJUBLJANA – (tren) NOVO MESTO – OTOÇEC (33km/2h 05min) Koper-en, Novo Mestorako trena hartuko dugu, Ljubljanan aldaketa egin ostean. Lehenengo trenean, moderno horietako bat, bizikletak sartzea askoz zailagoa da, bigarrenean baino, egurrezko jesarlekuak dituena. Antes de que el calor apriete, abandonamos el camping cuesta arriba. Rápidamente nos plantamos en la estación de tren de Koper. Cuando abren la taquilla, nos hacemos con los billetes hasta Novo Mesto, pero no nos garantizan que vayamos a poder meter las bicicletas al tren, porque eso es decisión del revisor. Así que, desde el soleado andén, vamos observando cómo llegan jóvenes mochileros, parejas con niños otra bicicleta más; cuando tan sólo falta media hora para la salida del tren, aparece una pareja austriaca, de unos 50 años de edad, con sus bicicletas, sus alforjas y una cesta en la parrilla para llevar a su perro. Nos tememos lo peor, pues sólo faltan ya 5 minutos para que parta el tren, el revisor aún no ha aparecido y las bicicletas se acumulan; además, el tren es de los de última generación, de ésos en los que el plástico ha sustituido a la madera y la falta de espacio, al espacio. Por fin llega el revisor y el otro bicicletero, con la ventaja que da el idioma, cruza unas palabras con él e inmediatamente sube la bicicleta al tren. A nosotros nos pregunta si queremos meter las 4 bicis, pregunta bastante obvia, e inclina la cabeza como ponderando la posibilidad de hacerlo. Son momentos de duda – el próximo tren sale a las dos de la tarde -. Finalmente hace el esperado gesto con la mano y sin dudarlo un segundo, metemos las bicis. El revisor pone un poco de orden, a pesar de alguna protesta y hace sitio para bicicletas y viajeros, nosotros incluidos. Nos cobra el billete de las bicis hasta Novo Mesto y sin más novedad, pero con algo de retraso, llegamos a Ljubljana. Habíamos pensado que en la hora de espera entre un tren y otro tendríamos algo de tiempo para comer, pero había cola en información y para cuando Javi vuelve, apenas quedan unos minutos para subir las bicicletas al andén y al tren después, ayudados por un amable revisor. En cuanto al tren, esta vez nos ha tocado uno de los antiguos, espacioso y donde el aire acondicionado lo sustituyen las ventanillas, abiertas, por las que poco aire entra debido a la también poca velocidad que lleva. |