SÁBADO 21/07: BILBAO – MADRID (bus) A las 18:00, puntualmente, salimos hacia Madrid con ALSA. El bus nos deja en la T4 a las 22:45. Rápidamente damos con las consignas, una súper amable empleada ubica las dos cajas en un pequeño almacén (5,50€/caja) y las dos alforjas (cada una pesa unos 8kg y pagamos 4,80€ por una consigna para ambas). Son más de las doce cuando nos reunimos con Pedro, nuestro amable anfitrión. Corre algo de brisa, lo cual se agradece, aunque en casa el calor ya se ha establecido para todo el verano, probablemente. Charlamos un rato y nos acostamos, que mañana hay que madrugar. DOMINGO 22/07: MADRID – ESTAMBUL – DUSHANBE Estrenamos la cafetera de Pedro, desayuno, despedida y al tren. Poco más tarde de las 10, regresamos a la T4, recuperamos rápidamente las cajas y alforjas y pese a dar alguna vuelta más de la esperada para coger el bus que nos ha de llevar a la T1, estamos en ella antes de las 11. El amable empleado de la Turkish nos explica que hay que pagar 30€/trayecto/bici (y son dos, Madrid-Estambul/Estambul-Dushanbe), lo que supone 120€ (aún así, menos de lo que nos hubiese supuesto pagar a 15€/kg de exceso de equipaje, pues ambas cajas sobrepasan los 28kg y sólo nos admiten 20). Embarcamos con puntualidad para despegar tras un largo paseo por las pistas y a las 16:30 (17:30 hora local), aterrizamos en Ataturk, bastante más animado y colorido que Barajas. Hace calor en el aeropuerto (ahora mismo se me han sentado al lado dos jóvenes hindúes, se quitan los zapatos… ¡¡cómo les cantan los pinreles!! ¿Lo harán los míos igual? ¡¡Y ahora se han quitado los calcetines!! ¡¡¡SOCOOOOORROOOOOOOO…!!! Nos acercamos a la puerta de embarque. Observamos al personal, un chico lleva un bolso de manillar Ortlieb como el mío, luego parece evidente que hay otro cicloturista más. Al rato se nos acerca una pareja euskaldun, de Bilbao para más señas. Es la segunda vez que viajan a Tajikistan, en esta ocasión quieren bajar a Wakham Valley y subir por la Pamir Highway a Kyrgyzstan, para volver desde Bishkek… ¡en 40 días! Han recorrido bastante mundo en bicicleta: India, norte de Pakistán, Mongolia,… Nos dicen que es posible encontrar taxi o similar compartido hasta Kalaikhun, lo cual nos facilitaría hacer el recorrido pensado. Nos despedimos en el embarque. Poco después de las 21:00, despegamos. Y un tranquilo vuelo que nos deja un poco antes de las 4 a.m. en Dushanbe. |
LUNES 23/07: DUSHANBE Desembarcamos, esperamos una no demasiado larga fila para tener que recular después, ya que no tenemos el visado. Entregamos el impreso en una sala cercana (lo traíamos lleno de casa), más las dos fotos y marchamos... ¡sin pagar! Habíamos leído que se iba a aprobar una ley para que el visado fuera gratuito y parece ser que hemos llegado a tiempo. Y cuando saboreamos la victoria de los visados gratis, el amable empleado de la oficina nos dice que de eso nada, monada, que nos hemos marchado sin pagar y que son 58€. Vaya. El aeropuerto es pequeño, pero consigue ser caótico, sólo hay media docena de carros para el equipaje y, lógicamente, están ocupados todos. Al otro lado del puesto de control nos espera impaciente el conductor de la GH. Cargamos las cajas sobre el techo del coche, sujetas tan sólo por un poco de cinta de embalar. Afortunadamente el trayecto es corto y el conductor, tranquilo. Ya ha amanecido totalmente y aún no son las 6. Ya empieza a hacer calor. Llegamos a Marian’s GH, una casa grande de dos pisos con un jardín bastante descuidado y un aspecto de dejadez generalizado. Creo que los 85€ le vienen grandes. Y salimos a cambiar dinero. Va quedando claro que el euro no es ya lo que era (por la tarde el cambio ha bajado 5 céntimos), hay oficinas en las que ni siquiera lo cambian. Después, siguiendo las indicaciones que hemos sacado de internet, gestionamos con éxito el GBAO: hacemos el ingreso de 30tjs en el banco y con el recibo, nos acercamos a la oficina del OVIR, donde abonamos 10tjs más. Nos lo tendrán preparado para las cuatro de la tarde. Tras la siesta y la ducha, lo primero es recoger el GBAO, que nos espera puntualmente. Sorteando el tráfico, llegamos sin mayor problema a la “estación de autobuses/taxis”. Enseguida nos rodean varios pretendientes más una mujer que hace de intérprete y que dice que va a buscar mejores ofertas. Conseguimos bajar de los 200$ que nos pedían, hasta los 130, compartiendo el 4x4 con otra persona más. Quedamos a las 9 de la mañana para enfrentarnos a 8-10 horas de viaje. Las bicis irán en el techo, se supone que cubiertas con plástico. El conductor parece majo, hace bromas con la “spanish economy”. Veremos mañana. Hacia las 19:00 estamos en casa, nos echamos un rato a descansar antes de salir a cenar… y son más de las 21:30 cuando nos despertamos, sin ganas ni de salir ni de cenar. Volvemos a despertar a media noche, el cambio del euro se equipara al del dólar, vamos de cráneo. Seguimos durmiendo. MARTES 24/07: DUSHANBE – KALAIKHUM Gaurko bidaiak, 10 ordu baino gehiago iraungo du. Bidean, poliziak 9 edo10 aldiz geldiarazi gaitu eta guztietan gidariak 1 eta 3 tjs artean ordaindu behar izan die (lehenengoan izan ezik, 20 eman behar izan diela txirringak kotxearen goialdean eramatearren). Ustelkeria itzela da. Beste bi geldialdi soldaduen kontroletan, berdin-berdin amaitu dira. A las 7 despertamos, nos cuesta más de lo esperado. Preparamos los bultos (que parecen abultar demasiado) y son poco más de las 9:15 cuando entramos a la estación. El conductor con quien negociamos ayer no está, nos llevará un compañero suyo manteniendo el precio (600tjs). Toman nuestros datos en una “oficina” así que, a pesar del caos, esto te da cierta tranquilidad. Las bicis viajarán en la baca, con las alforjas y cubiertas con una lona, parece que no van mal. Y nosotros compartiremos el habitáculo con dos jóvenes y un paisano que rondará los 60. El vehículo tiene tres filas de asientos, así que vamos cómodos. Y media hora más tarde, comenzamos la “odisea”. Abandonamos Dushanbe por la M41, hoy hay más movimiento de coches que ayer. Nuestros acompañantes están en pleno Ramadán, así que no pueden comer ni beber hasta que se ponga el sol. Con apenas una hora de viaje, oímos un fuerte golpe: hemos reventado una rueda trasera. El chófer, sin alterarse, cambia rápidamente el neumático por otro un poco menos viejo con la ayuda de Abdullah, uno de los dos jóvenes. La carretera empeora notablemente más allá de Danghara, especialmente cuando alcanzamos el río Panj, en la frontera con Afganistán. Al otro lado del río, donde aquí hay “carretera”, hay una pista que, en ocasiones, trepa por lugares inverosímiles. El viaje es duro, agotador: obras en la pista, baches, cursos de agua que hay que atravesar, arenales,… Sólo en los últimos kilómetros recuperamos el asfalto. En el trayecto comenzamos a oír rumores sobre un tiroteo en Khorog y cierres de carreteras. Desconocemos cuál es el problema, pero el desencadenante parece haber sido el asesinato de un alto cargo de la antigua KGB (a lo que hay que sumar tráfico de drogas, armas, piedras preciosas, problemas políticos con los “pamires”,…). Esperamos que no sea nada demasiado serio. Pero no han acabado aún las sorpresas, a falta de 3km para el destino, volvemos a pinchar la rueda que hemos cambiado. No hay más, así que sólo queda el “comodín de la bomba”, una de las de pie que se suele emplear para las bicicletas y con la cual todos los viajeros nos relevamos (que no rebelamos) para meter un mínimo de presión que nos permita seguir avanzando. Dos veces hemos de hacer la maniobra antes de llegar a Kalaikhum donde, afortunadamente, tenemos asegurada la pensión: el hombre que hace las funciones de copiloto nos ha invitado a su casa. Descargamos, pagamos el resto de lo acordado al conductor más una pequeña propina. Damos de esta manera por finalizada esta interminable jornada de 10 horas. El “taxi” nos ha desembarcado junto a la casa de nuestro anfitrión, la cena nos espera ya dispuesta en el jardín. El paisano sólo habla ruso, así que la conversación no es muy fluida. Al fin, nos da la opción de dormir dentro o en el jardín, elegimos la primera opción. Nos acomodan en una amplia habitación con colchonetas, un lugar perfecto. Hasta mañana. |